La tradición señalaba a los domingos como el día del arroz,
en Castilla plato exótico, en Levante plato tradicional. Y la tradición
levantina aprovechaba para arroz “sequito” el que se hacía en invierno con el
caldo y los restos de cocido. Muy sabroso queda, con esa peculiaridad de los
garbanzos salpicando el arroz al horno, que así se hace el arroz sequito.
Engolosinado por un riquísimo risotto casero que comí en Italia, y del que no
me he traído la receta, espero que no se me escape, he resuelto este domingo
hacer un arroz sequito, al horno, con costra.
Con este frío siberiano que se nos ha venido a pasear por
la península, el cocido resulta muy socorrido, con su variedad de propuestas:
sopa, fideos, arroz, ropa vieja…. Para el arroz consiguiente se puede rehogar
una cebolla, un puerro, un pimiento, etc. lo que haya a mano, que se completa
con todo tipo de adornos de la huerta del súper (zanahoria rayada, nabo rayado,
ajo picado…); el arroz se echa –con una gota de vinagre, dicen que así no se
apelmaza, no sé– un par de minutos antes de meterlo al horno, sobre el rehogo,
y se distribuye bien; luego se vierte por encima el caldo del cocido, hirviendo
o recién hervido. La proporción en el arroz al horno es del doble de agua que
de caldo (en paellas y otros arroces es del triple) para el arroz normal (no el
bomba ni el basmati, etc.).
Al horno al máximo va todo –puede ser barro, metal, cristal…;
mejor el barro– durante quince minutos, cerrado.
A los quince minutos se debe haber consumido todo el caldo y debe quedar la
superficie como una costra, ya que, como va arriba, también se suele denominar
este arroz “con costra”, por ese resultado. Se saca del horno y se pone un paño
por encima, para que absorba el humo y repose. El arroz siempre necesita un
punto y ese punto depende muy mucho de las preferencias de quien lo deguste.
Delicioso. En la mesa, acompañado va de una tarta de arándanos,
también casera.
En Valencia toman lo que sobra de un día para otro,
normalmente frío o tibio, y dicen que casi está mejor que recién hecho, lo que
suele ir contra de los preceptos de los más puristas (“¡el arroz, recién hecho!”).
Me copié la receta…pero lo que yo quiero es un trozo de esa tarta!
ResponderEliminarEstrella, esa es fácil de hacer. Lo más complicado quizá sea lograr los arándanos, que no son los abruños. Abruños tengo en mi casa gallega, arándanos son los tradicionales, más pequeños y sin hueso. Los abruños son en realidad ciruelas silvestres, con hueso. Hacen licor con los dos frutos, distintos.
ResponderEliminarPues sí, el arroz al día siguiente con costra de pasarlo por la sartén es una cosa bien rica.
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