No son muchas las veces que se ha
estudiado la nueva melodía de Garcilaso, aunque las alusiones se reiteran cada
vez que se habla de sus versos. Esta nota y las que seguirán van a ser muy
simples. Haré lo contrario: señalaré las melodías nuevas logradas por Garcilaso
al hacer sonar los endecasílabos. Cito siempre por la ed. de Herrera (1580), que es la de la ilustración.
Para mis alumnos de la UAM son estas notas: este año estrenan poesía de los siglos XVI-XVII y me padecen.
La base del nuevo sonido es en un
tanto por ciento muy elevado lo que se llama y yo llamo sonido sáfico, ritmo que se balancea,
en cualquiera de sus variantes puras
4.6 escurecerse toda y enturbiarse
4.8 que con la dulce soledad se abraza
más o menos largas o cortas (siempre sobre el eje 4.6/8)
2.4.6 algún placer que presto
desfallece
2.4.8 quizá que el sueño le dará durmiendo
2.4.6.8 el agua dulce desta clara fuente
4.6.8 y en el verano más que nieve
elada
algunas veces con una modalidad
que arranca desde 1
1.4.6 quiero mudar lugar y a la partida
1.4.8 O hermosura sobre el ser
umano
o desde 2, y entonces confluye con el
sonido “heroico”, en su modalidad larga
2.6.8 en medio del invierno está templada
La aparición ocasional de sonidos
que arrancan con ritmo 3 suele ser engañosa, quiero decir, si luego resuelve
3.6.8 se trata de la misma melodía sáfica que mantiene la estructura 6.8, es
una variante de este ritmo, mejor que un ritmo nuevo, el del “melódico” (3.6):
3.6.8 de qu’el alma temblar y arder se siente
3.6.8 o de alguna robusta y verde encina
ya sea así o en su forma plena:
1.3.6.8 como puede ora ser que en triste lloro
La base del sáfico admite las
variantes –que normalmente ni se señalan ni se disfrutan– típicas de la melodía
clásica de los endecasílabos, particularmente de la que gusta de situar un
acento rítmico en 7, al lado del de 6, y que admite formas previas muy
variadas, desde luego, aunque tiene preferencia por 2.6.7, es decir, por la
modalidad del heroico puro
2.6.7 En vuestra claridad vi
mi alegría
2.6.7 quizá me dejará parte
del daño
que tiene l’alma
casi consumida
O por sáfico:
4.6.7 al que velando el bien nunca se ofrece
incluso se da en los vacíos:
6.7 para que al despertar mas se alegrase
modalidad que, con su primer acento fuerte en 6, y sobre todo cuando se apoya en 8ª, variante es del sáfico:
6.8 que con lo que descansa otro afligido
Aunque todo el verso puede colgar
solo de la 6ª
6 Que como si de nuevo le hallase
Y que cuando arranca desde 1ª
suena como “enfático”, ritmo muy socorrido, que tiene dos modalidades, la del enfático puro
1.6 venga mi corazón a tormentarse
y la del enfático sáfico
1.6.8
En Garcilasom el melódico y el heroico puro aparecen en una proporción muy
discreta, uno cada veinte, aproximadamente:
2.6 el dulce murmurar deste ruido
El más frecuente de los dos es el el heroico y sus
variedades, que juega a alinearse con los sáficos, es decir, con ritmo par.
3.6 el mover de los árboles al viento
Soy de los que piensan que la
aparición de otros ritmos, particularmente del que lleva ritmo en 7, plantea
problemas ecdóticos, cosa que veremos en otra nota:
1.4.7 hinchen el aire de dulce armonía
por muy bien que suenen a
nuestros oídos, como le sonarían a los viejos, con el ritmo o dactílico saltarín del arte
mayor.
Y la curiosa variedad del ritmo
4.10 ("difuso", y sus variantes), tan denostada, comentada, aplaudida, etc. Se da,
también incluso en los primeros versos de la égloga II, que es la única que
estoy analizando:
2.4 al sueño ayudan con su movimiento
Muchos preferirán que el acento
secundario en 6º (con) o en 8ª (mo) se realce para lograr un ritmo normal sáfico o heroico,
par; pero algo debió reclamar a Garcilaso el melodioso ese final largo que
suavizaba el ritmo y permitía el letargo, la ejecución del verso con ese ritmo
desvaído o difuso anda muy cerca de ser una figura métrica, que subraya formalmente lo
que dice el final de esa estancia de Salicio:
2.6 Los árboles el viento
2.4 al sueño ayudan con su movimiento.
No hemos hecho más que señalar el
ritmo normal de Garcilaso el melodioso, el que nos proporcionan apenas las primeras estrofas de la
égloga II, una melodía serena, equilibrada, que se mueve entre pocos ritmos –en la época, novedosos– suficientes como para moldear la
inspiración del poeta. Evidentemente, la riqueza expresiva de Garcilaso tiene
otras muchas características, que iremos señalando poco a poco.
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