Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 10 de febrero de 2012

Madrid, para investigar



Los centros de investigación documental en el campo de las humanidades son excepcionalmente ricos en Madrid: pocas ciudades del mundo pueden presumir de poseer lugares como la Biblioteca Nacional, la de humanidades de la Complutense, la del Palacio Real, el Archivo Histórico Nacional, el AHPM.... y toda una batería de centros de segunda fila –al lado de las anteriores– pero de calidad excepcional (Academia de Bellas Artes de San Fernando, Casa de Velázquez, Ateneo, Casón del Buen Retiro....) 
He estado hoy en uno de esos centros, renovado, como es lo que los madrileños llamamos Conde-duque, el inmenso cuartel que se levanta entre la calle de la Princesa y la calle de San Bernardo, y que ha sido sede de muchas cosas en Madrid. Pertenece al ayuntamiento y, por lo que he visto, la remodelación se ha hecho por todo lo alto. 


Conde Duque tiene muchas sedes y actividades: música, teatro, sala de exposiciones, etc.; pero fundamentalmente conserva tres fondos documentales de gran riqueza: la Biblioteca Histórica, la Hemeroteca Municipal y el Archivo del Ayuntamiento. Cada uno de estos lugares posee fondos capaces de satisfacer al investigador que trabaje en aquellos campos; y ahora instalaciones y espacio para que lo haga cómodamente. 
Es verdad que todavía se observan fallos curiosos –por ejemplo, mucha construcción de lujo y no hay wi-fi en las salas; falta al menos la digitalización del catálogo del archivo....; y una cierta desproporción en el uso que de esas instalaciones realizan los investigadores y los curiosos, que frecuentan el archivo para ver cuestiones de domicilio y empadronamiento, en tanto la hemeroteca, de fondos excepcionalmente ricos, me parece que se visita menos.

A los enormes patios –de armas– que han quedado desnudos e inmensos dentro, corresponden las luminosas y limpias galerías del interior. 
Otro espléndido lugar para el trabajo.
He aprovechado para intentar completar mi documentación sobre lugares madrileños: San Pedro y las Comendadoras de Santiago. 
Al salir, un poco antes del mediodía, me he acercado precisamente por si podía por fin ver la sacristía, el crucero, el cuadro de Lucas Jordán... de las comendadoras de Santiago, en una de las plazas más recoletas de Madrid; sin embargo, siguen las obras y los cierres (se anuncian visitas programadas dos tardes a la semana), de manera que he callejeado hasta llegar a la plaza del Dos de Mayo y, en compensación por no haber podido entrar en la iglesia de los caballeros de Santiago (de mediados del siglo XVII), he entrado en la parroquia de las Maravillas, en la misma plaza: estaba solitaria y olía a flores frescas. 

La jornada ha terminado en la cafetería de Pepe Botella, también en la plaza, discutiendo y hablando con tres colaboradoras sobre la nueva colección Clásicos Hispánicos EdoBNE.


































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