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El taller teatral y tertulia de V. Gasssman |
Además de todo lo que se sabe y se admira, Florencia es ciudad de casas señoriales, sean o no palacios, que exhiben constantemente la gracia o el buen gusto –almohadillados, alerones, ventanales, juegos de color....– y que en conjunto producen una sensación de armonía, serenidad. Las calles y barrios que acompañan al río, mucho más estrechas, con adoquinados gigantescos muy deteriorados, juegan la baza de los rincones y el color, y tienen la ventaja de que aceptan torres, cúpulas, campanarios salpicando su trazado.
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rincones y callejuelas cerca del Arno |
Algo semejante ocurre con los recuerdos personales o biográficos, que van de Dante y John Milton a Stendhal, pero cuya nómina y recorrido resulta deslumbrante, y eso que no siempre tienen su placa, como la tiene Lamartine o Carducci o Monteverdi. La facultad de "tocar" a alguien se llega hasta nuestros días, por mucho que a alguien le parezca herejía citar poesías de Guillermo Carnero o de José María Micó, entre tantos tocados por la belleza de la ciudad y de su contenido artístico.
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Florencia desde los jardines Bóboli |
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Bóboli |
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alineación de plátanos (Pitti) |
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Jardines del Palacio Pitti |
A mí, particularmente, me gustaban las calles por donde el sol se va, agarrado a las fachadas; o los rincones urbanos con vida de barrio, como la plaza del Santo Spíritu. Cada viajero, seguro, encontrará donde posar los ojos y serenar el espíritu, sobre todo si ha tenido que contemplar antes Il Duomo.
En verdad Florencia es una ciudad elegante y de buen gusto, tal vez porque no es ostentosa ni hace alarde de riqueza en sus fachadas. ¡Además con el taller/tertulia de V. Gassman, con lo bello y elegante que era también él, tan masculino!
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