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El investigador en la Laurentiana |
Esos dos casos y la consulta y descripción del manuscrito quevediano de la Doctrina moral ha sido lo más sustancial de mis rebuscas en bibliotecas florentinas, que están esperando el tiempo y la paciencia de algún buen investigador de temas hispánicos. La obra de Quevedo se custodia en la biblioteca maruzelliana.
La sala de lectura de la maruzelliana es noble y muy bella,
con más empaque que la Riccardiana, que apenas pude entrever entre obras.
Estaba llena de estudiantes, entre aburridos y desesperados, porque debemos de
estar en época de exámenes.
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Sala de la biblioteca Maruzelliana |
Al fin, después de cumplimentar tres o cuatro hojas, dos
peticiones, de haber estudiado concienzudamente las normas para conectar con mi
ordenador al circuito cerrado de wi-fi –sin conseguirlo–, lo que me ha
resultado mucho más difícil que un par de páginas de procesal encadenada, una
bibliotecaria, ¡a las 12,15, desde las
10,45 ando intentándolo! asoma con un mamotreto, que se lleva su pupitre y al
que deben de estar aleccionando antes de entregármelo.
Es un hermoso manuscrito qua ya desde la primera hoja señala
que es copia del impreso: “… con licencia: en Çaragoça, por Pedro Vergés 1630.
Vendese en casa de Roberto Duport, en la chuchilleria, etc.” Copia también la
licencia y otros preliminares. Se trata de un códice facticio con multitud de
papeles, que se pueden fechar fácilmente entre 167y mucho y 1705,
aproximadamente, es decir, tardío. Si la copia de Quevedo es de hacia esa
época, atrajo la fama del nombre ya y se copió algún impreso de los que andaban
por toda Europa. Habría que analizarlo despacio, pues no consta este testimonio en ninguna de las ediciones que conozco. La reciente de la editorial Cátedra es francamente irregular, y no trata bien a Quevedo,
de manera que nada tiene de extraño que ni siquiera lo recoja como testimonio. Mejor la que
aparece, de Alonso Veloso (2010), en las OC que dirige Alfonso Rey, aunque tampoco se cite este testimonio.
Volví a los jardines de Pitti a desengrasar los ojos de tanto manuscrito. Y fotografié este lirio para que hicieran lo propio mis lectores.
Interesante la investigación aunque hizo bien en salir del encierro para ir a ver la flor, a la vista de su foto está.
ResponderEliminarLa vida sólo se va de las manos cuando se muere: antes es irse acostumbrando a las etapas de la vida, todas cuestan. Si se hace buena memoria (que mejor no tenerla), uno sufre en la infancia, en la adolescencia, en el principio de la madurez, en el principio de la vejez ... vamos, que como no paramos, lo mejor es lo que hace usted: salir a ver árboles, flores, hacer fotos, airearse y tomar buen vino cada día.