Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 25 de mayo de 2012

Los quioscos del Retiro y el cabreo que se extiende





Y en los lugares más apacibles aparece la ira del ciudadano. Ahora le ha tocado al Retiro. Resulta que las concesiones para los quioscos han cumplido su plazo y el ayuntamiento de Madrid va a concederlas –o las van a conseguir– grandes compañías. El resultado, por el momento, es que los quioscos están cerrados y en algunos de ellos, como el de la foto, el más grande, al lado del paseo de coches, gentes y viejos usuarios lo han empapelado con gritos de rabia. 


No conozco el detalle de la operación: es mala idea, sin embargo, que el gran capital se vaya apoderando de todo en detrimento del pequeño alquiler o la explotación familiar, artesanal, reducida. De la misma manera que los "consultings" y similares se están enriqueciendo cumpliendo su papel empresarial de mediadores, a costa de la fuerza del trabajo, del salario de quienes contratan. En este caso es la cuña que está destrozando todo el tejido social y la tradición de nuestras ciudades, entregadas paulatinamente a las multinacionales y al comercio chino, que curiosamente, este último, tiene un cierto sabor artesanal, al menos en su funcionamiento por clanes o familias. 


Pasa en toda Europa y, supongo, en otros muchos lugares a donde llega el llamado "desarrollo": las ciudades se aplatanan y en sus calles céntricas se abre el medio centenar de comercios que han invadido el comercio mundial, entre los cuales, unas cuantas firmas españolas (Zara, Mango, Camper....)  Ocurre lo mismo en bares, restaurantes, establecimientos de diversión, librerías, etc. A veces se habla de globalización; en realidad es la versión moderna del viejo capitalismo. ¿Al final será todo igual?

Añoranza por la vieja europa, por los rincones de la ciudad histórica, el pueblo singular, la gente con su idioma o su dialecto, el sabor de la humanidad diversa, rica, en expansión y no en reducción. Chapurrear idiomas, mantener canciones, leer en otra lengua.... ¡qué placer! ¡Qué fiesta para quien viaja, sabe, conoce, aprende....! El enriquecimiento por las vivencias.
Habrá que tener un poco de paciencia porque es casi seguro que Merkel, los bancos, las primas de riesgo, la ambición y la corrupción de los políticos, el desparpajo con que se destruye el equilibrio –educación, sanidad, trabajo....– que había madurado penosamente durante siglos, terminará por devolvernos a la sensatez de la vida plural y mandaremos a la mierda a esa europa de "bancos y monedas" que nadie quiere.


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