Claustro de San Lorenzo, desde la entrada a la biblioteca |
Pasar serenamente al otro lado,
ahondar en el cauce como el río,
repetir la canción que se ha cantado,
que en su voz se mantenga nuestro olvido;
esperar que al volver de cada esquina
se repita lo que nunca hemos sido
y amarlo una vez más intensamente
como si no estuviera ya perdido;
quedarse a ser un rato con los otros
cuando ya todos sin ti se hayan ido
aceptando que así es como se pasa,
entre letras y versos, entre libros.
Palabras, pensamientos y silencios.
Huellas son que nos cuentan lo vivido.
sala de investigadores de la laurentiana |
Sala de lectura de la BN de Florencia |
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