Me confieso agotado; esta tarde, por fin, he terminado de pulir, aderezar, preparar.... lo que será la edición de China destruida y otras flautas (dulces y de pico), un libro que se ha llevado cinco años y mucho, mucho trabajo. Y en un par de días me desprenderé de él: he querido que sea libro completo, en cierta medida riguroso (¿existe el rigor en la creación, que siempre mantiene una semilla de libertad?), en cierta medida con ínfulas de final de camino; y para hacerlo así he recorrido otra vez cinco años de viajes, lecturas y experiencias. Agotado. El trabajo es compatible –es necesario– con lo que se suele entender por poesía en verso; quien los hace sabe que ajustar una palabra adecuada en el lugar exacto puede ser preocupación de semanas; lograr que no se note ese tiempo, otro tanto más; y el libro ha terminado por conservar quinientas composiciones, después de haberlo deshojado de su quinta parte, de unas cien. Esta semana se lo enviaré a mi editor –Calambur–, que estará ocupadísimo con la feria del libro y no va a tener clara conciencia de lo que se le viene encima.
Y aquí lo digo, porque aquí aparecieron prácticamente todas las poesías de que se compone.
Para aliviar mi agotamiento voy a llenar esta entrada de flores, compañeras de fatigas y alivio del caminante. Vaya una antes del índice: mortolas, italianas, fotografiadas antes de ayer en el botánico madrileño, a donde me llevaba el mac air, a la plazoleta que vuelve a aparecer abajo, para aliviar letras con hojas; aunque esta segunda foto es del otoño pasado, porque la entrada permite, por su propia naturaleza, recuperaciones y saltos en el tiempo. Entre las fotos, conviene, me temo, la de esa exageración de peonías, muchas ya ajadas, también de antes de ayer en el mismo lugar:
China destruida y otras flautas
(Dulces y de pico)
Nota explicatoria
I. China destruida
II. Este es un libro de sonetos
III. Querellas de amor
IV. Romances y romancillos
V. Galicia y mar
VI. El Retiro
VII. Escenas
VIII. Geografía e historia
IX. Poética
X. Silvas y lluvias
XI. Conciertos
XII. Filosofía barata
XIII. Llegados al final
Y he seleccionado una poesía, entre otras, que quizá convenga a la tarea, extraída de la sección IX, Poética
Quiero el
mar y también las golondrinas;
que
alguien entienda lo que quiero, quiero;
el día
cuando vuelve es lo que quiero;
si la
tarde se va, cuando declina.
Quiero lo
que será y lo que termina,
y lo que
permanece también quiero,
lo que
llegó al final y lo primero,
violonchelo,
trombón y mandolina.
Quiero el
verso pulido y melodioso
y la
palabra con rigor pensada
y me
gusta también si destemplada
acaba en
verso vil y escandaloso.
Un modo
de armonía y de distancia
en tanto
que resuelvo qué prefiero.
En taller queda la nota explicatoria, aunque las explicaciones de los asombros acaban por ser expresiones de la perplejidad. Se asomará también al blog.
Enviaré el libro a quien me lo pida, por correo sin certificar: es otro de los placeres de nuestra sociedad mercantil, colocarse al margen siempre que se pueda.
¡Viva Grecia!
¡Muchas gracias por compartir sus creaciones -en tiempo real, a veces- en este bloc y durante tanto tiempo!, ¡feliz descanso y enhorabuena! ... y ¿de verdad que envía el libro a quién lo pida?. Muy bien la idea, todo, el poema elegido en esta página y las peonías exultantes.
ResponderEliminarSí, sí, enviaré el libro al que me lo pida; claro que tendrá que darme un nombre y una dirección, anónimo.... No es que sea especialmente curiosos, respeto esa anonimia; pero el blpg, que ha sufrido algún altibajo, se mantiene alrededor de las 150 visitas diarias -unas veces llega hasta las 200, los fines de semana baja a los 130–, y en estos momentos los mexicanos ya superan a los argentinos y los italianos a los franceses, en una escala que va asi: España. México. Argentina. Colombia. Italia....Y tengo un lector en Japón. Bueno.
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