Campanas en la plaza por la tarde
fachadas ocres, miles de chinitas,
me parece que todo se ha acabado
vencieron los macdonal, los turistas;
nos queda solo el río y los helados
y una cola sin fin para visitas
a miguel ángel, los ufficci, il duomo….
busco una plaza, para estar, tranquila;
he descubierto una calle solitaria
en la que nadie vende y nadie grita,
una calle sombreada con palacios,
casi normal y, como tú, escondida,
entre viajes, papeles y recuerdos.
Para cenar, me temo que una pizza.
Una temeridad estupenda, ¡una pizza de cena en Florencia!, un lujo, con lo bien que las hacen en Italia.
ResponderEliminarAllí está ganando McDonalds... Aquí el miedo. (Espero que este "poema" te guste, Pablo. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://julioachutegui.blogia.com/2012/051101-recortes-ii-la-siesta.php