Toma una rama de avellano al paso
y azota el aire, que el jardín lo sepa,
deja tu silbo entre las hojas verdes
como el viento cuando al pasar que suena;
y así termina de cruzar el parque
tomando hojas y recogiendo muestras,
vigilando los brotes de castaños
o buscando en los lilos yemas nuevas;
y mirando de reojo aquellos bancos
que ocultos quedarán en primavera
cuando al atardecer en la penumbra
con un buen libro tu silencio leas.
Hasta que con la noche y en los bancos
la oscuridad con el amor se encienda.
Preciosa la foto y la primera estrofa, muy, muy bonita.
ResponderEliminarVolviendo a releer su poema, me hace pensar que en varios suyos busca y constata los lugares propicios para el amor, como en
ResponderEliminarÁngel González - Inventario de lugares propicios al amor.
Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Así que, ánimo que llega el verano.
De todas formas, siempre es mejor la amistad que la engañosa pasión amorosa, seguro.