Es curioso el contraste entre el linchamiento mediático –casi público– a Chávez y la oleada de simpatía de un pueblo que lo eligió varias veces para que fuera su presidente. Y mucho más curioso que ese desprecio y linchamiento nos deje ver, de vez en cuando, la reacción de los venezolanos residentes en Miami, la de los barrios residenciales de Caracas, la de las editoriales de periódicos tan monolíticos ideológicamente, es decir, la larga serie que arranca de La Razón y va al Abc, pasa por El Mundo y hasta de vez en cuando llega al País, por no citar otras perlas.
Es de verdad un personaje que puede resbalar de lo popular a lo histriónico, aunque no creo que eso sea lo que pueda disparar juicios negativos; más bien la razón oculta puede esconderse en el descenso impresionante de los índices de pobreza, analfabetismo, seguridad sanitaria.... Es decir de unos cuantos aspectos básicos, sin cuyo alcance no se puede meditar sobre Kant, ni ver una película de Almodóvar, ni leer un poema de Martí, a lo más se alcanza a ver las portadas del ABC, que son como tebeos; pero no se entienden las razones de tamaña manipulación, o no ser que en aquellos logros se vea algún tipo de riesgo para las clases privilegiadas que lo condenan, como en estos lares, cuando se cantan los beneficios de la oleada contraria: hagamos descender la calidad de la enseñanza, restrinjamos los beneficios de la sanidad pública, etc.
No creo que sea posible luchar contra esa oleada desvergonzada de improperios contra una persona, un gobierno y una política que, sin duda, habrá de tener muchos defectos y puntos oscuros. Ni por asomo podrán alcanzar nuestra tasa de paro, nuestro nivel de corrupción, nuestra degradación de la vida política...
Habría que pensar seriamente en irse a vivir a Venezuela.
En cuanto al anecdotario de Chávez con asuntos españoles; pues no sé, cuando motejó a Aznar, creo que todo el muno entendió que se trataba de señalar como de una derecha salvaje a un político que lo era –y que fue elegido, cierto–; y que lo hacía desde una situación de gobernante preocupado quizá exactamente por lo contrario que preocupó a los gobernantes españoles, y que nos ha traído hasta donde ahora estamos.
Me uno a la pena del pueblo venezolano, me uno al respeto por la figura de Chavez, ojalá puedan seguir progresando.
Eres un valiente. Y te admiro por ello.
ResponderEliminarLa manipulación de la prensa se pone,ponía, en evidencia cuando hablaban de Chavez.
Para qué añadir más?
Bicos.
Con tu permiso, Pablo, voy enlazar esta entrada.
ResponderEliminarMe alegra mucho, Ohma, que coincidamos.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarLa historia del grupo Prisa y Venezuela la explica muy bien Carlos Fernández Liria que fue censurado de forma absolutamente vergonzosa en un programa de la SER por decir que Prisa había apoyado el golpe de estado del año 2002 contra Chávez. Aquí lo explica muy bien:
ResponderEliminarhttp://blogs.publico.es/dominiopublico/680/la-prensa-espanola-y-sus-verguenzas/
Si tuviesen una pizca de inteligencia, de la que carecen, los degradadores de los débiles, nuestros gobernantes y sus amigos mediáticos, al frente de los cuales marcha orgulloso el enano con bigote que desafortunadamente fue nuestro presidente del gobierno durante dos legislaturas, callarían ante los beneficios que han recibido los débiles que ellos esquilman, en los gobiernos de Hugo Chávez. ¡Desvergonzados y corruptos sinvergüenzas que llevan a la boda de sus hijas al amigo que ha malversado los impuestos que a todos nos cuesta aportar a este gobierno de chupacharcos e inútiles! ¿Ahora qué? A hacer leña del árbol caido ¿no? ¡Descarados y mediocres autodenominados periodistas con la mano extendida mendigando algún sobre que se haya escapado de los contribuyentes!
ResponderEliminarEl país más vergonzoso del mundo criticando a quien ha sido siempre el demonio con rabo por no aceptar los principios de un neocolonialista masacrador de pueblos... ¡¡Qué vergüenza!
Un saludo.
Es de admirar como los pueblos hispanoamericanos, una vez zafados del yugo de la metrópoli, han sido liderados por eminentes estadistas a las más altas cotas de bienestar y democracia. Y aún es más de admirar y agradecer como han envían a una parte de sus mejores ciudadanos a España, Europa y USA en un loable intento de evitar que estos territorios caigan en el atraso, la barbarie y la corrupción.
ResponderEliminarEs una lástima que su esfuerzo no se haya visto, por ahora, recompensado y en la vieja Europa no alcancemos, por ejemplo, los índices de criminalidad de Venezuela o México.
Con ese tipo de argumentación tan rabiosamente general ("los pueblos hispanos" y cosas así, todos al mismo carro) y con razonamiento que intenta ser irónico y paródico se está ocultando –desdeñando, probablemente– una argumentación matizada y justa. Probablemente al ser "liberados" no alcanzaron esas "altas cotas de bienestar y democracia" –de acuerdo–, pero se oculta mediante la ironía que la culpa estribaba –y casi exclusivamente– en el modo de colonización y explotación, frecuentemente salvaje, a que se vieron sometidos. Solo hace falta mirar lo que está ocurriendo ahora en África para entender algo semejante.
ResponderEliminarEn cuanto a emigración, si yo fuera español no abriría esa herida. En fin, sobre los índices de criminalidad, ¿por qué no se habla de los casos de Chile, Uruguay, etc.? El "y tú más" implícito en esa respuesta no salva a quienes lo arguyen de responsabilidad.
Pablo, me dan mucho miedo los caudillismos. Yo, más joven que tú como bien sabes, recuerdo a la gente brazo en alto llorando a voz en grito delante del ferétro del Caudillo de España, el Generalísimo Francisco Franco. ¿Significaba eso que le quería el pueblo? Probablemente, quién sabe. Lo que si que tengo claro es que, parafraseando a Ortega, creo que no es esto, no es esto.
ResponderEliminarEl caudillismo, en efecto, parece un peligro, cuando deja de asentarse en criterios democráticos y en una sociedad sana: es decir, cuando esa presunta democratización –elecciones, parlamentos, etc.– da pie a corrupciones e injusticias de todo tipo. La vertiente que otras veces e llama populista de Chávez, la que le ensalza como caudillo, tienen un origen primero que no pueden atacar los que defienden nuestra organización democrática: se apoya en diez millones de votos. Ese prurito de devoción colectiva que a ti no te gusta –a mí tampoco–, ¿no se encuentra asimismo en las algaradas frente a Génova, en las marchas contra el aborto, en los mitines nacionalistas....? El único modo de atajar los excesos emocionales que por ahí vayan habría de ser el de siempre: la educación. Un buen motivo para que nos fijemos en él. Chávez, se dice y reconoce, ha empezado por alfabetizar a un treinta por ciento de la población.
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