Fonseca y Covarrubias se han juntado
a resolver el sol de la mañana;
ocho arcos carpaneles cada tramo,
en piedra rosa las ocho arcadas.
Hacia las cuatro calles del jardín
se encaminan las dos escalinatas
que al claustro superior llevan despacio
y a una torre que los vencejos guardan;
pináculos y nervios y arbotantes,
medallones, escudos, hasta gárgolas;
don Diego y el prelado se pasean
discurren sobre Trento y sobre el papa.
Este lugar es para ver la historia.
La limpia luz del cielo. Salamanca.
De la exposición sobre Diego de Covarrubias (1512-1577) en el palacio Fonseca (Salamanca)
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