he mordido tu pecho tantas veces
descendí tantas veces por tu espalda
buscando que tu cuerpo al fin se abriera
al árbol de ansiedad que asciende y ama
te he tenido en los labios tantas veces
en mi lengua incansable te hube tantas
esperando que al fin a ser viniéramos
dos cuerpos que se juntan y se abrazan
con mi lengua perdida en tantos labios
sin saber si mordía o si besaba
sin saber si era el cuerpo solo el cuerpo
y al final la ansiedad se apaciguaba
en la cruz de los cuerpos que se encuentran
la frontera de ser atravesada.
Poema cálido, sensual y pasión contenida.
ResponderEliminarLa primera estrofa me parece deliciosamente erótica.
Bicos
Pablo, Aldana mas sutil y por eso mas erotico.
ResponderEliminarCreo, Estrella, que Aldana es bastante más explícito; estás obsesionada. Gracias
ResponderEliminarGracias, Ohma.
Llevas razón, Pablo. No quería decir sutil, pero las prisas y mi poca mollera impidieron que me expresara. Lo dejo aquí por si alguien puede explicar lo que yo quería decir…quizás simplemente son las imágenes que usa Aldana, menos mundanas; por ejemplo lo de “lamer” me recuerda a las vacas. Cuestión de registro, de vocabulario. En Aldana: encadenados, jazmín, vital aliento, llorar, suspirar, almas, fragua, dulce amado velo … Lo tuyo suena un poco a parodia burlesca…será Quevedo?
ResponderEliminar¿Obsesión? Nunca me he considerado una persona obsesiva, más bien lo contrario!
Chao, querido amigo.
«¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos trabados
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando
»y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y suspirar de cuando en cuando?»
«Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también tan fuerte
»que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte».
Francisco de Aldana