Nada puede pedir
quien nada ofrece,
el equipaje
machadiano apresta:
un cepillo de
dientes, unos versos,
vagos recuerdos
de quien nada espera,
la risa tonta de
quien todo ignora:
–traído para qué, dónde te llevan–,
a qué universo extraño
te mandaron
a dar tumbos sin
ton ni son y vueltas.
Del almacén
donde guardé al pasar
lo que no cabe
en la voz y la maleta,
¿quién se va a
ocupar cuando me vaya?,
¿quién el
desnudo soñará de gema?
Con las manos
vacías y perplejo,
sin nada que
ofrecer a quien se acerca.
"Nada puede pedir quien nada ofrece..." Llevo mucho tiempo reflexionando sobre ello pero me ha sorprendido la fuerza de ese pensamiento reflejado en verso. ¡Cómo me ha gustado! Gracias, Pablo.
ResponderEliminarDe acuerdo con Tibisay. Yo llevaria el pensamiento mas lejos:nadie puede pedir si nada da.
ResponderEliminarUn buen poema, lleno de realidad machadiana.
Gracias del rapsoda.
ResponderEliminarPedid y se os dará, la fe mueve montañas; va unido y todas las religiones tienen el mismo pensamiento. En realidad, es la fuerza de la mente y la energía: se pide con convencimiento y a uno se le acaba concediendo, religiones aparte. Por eso también se dice que cuidado con lo que se pide. No hace falta ofrecer nada a cambio, la cuestión es pedir con convencimiento. Los psicólogos lo modernizan y se dice que si uno pide y visualiza lo que pide, esto acaba sucediendo. Es así, misterios. Las religiones lo saben y lo aprovechan.
ResponderEliminarDe todas formas, pedimos porque confiamos en que nos pueden dar/ofrecer algo, ¿no? ¡Muy buena esa otra versión, Estrella! Creo que es la esencia de cualquier relación: dar y recibir, recibir y dar. Doy porque recibo y recibo porque doy; eso teniendo en cuenta que no merezco todo lo bueno que se me da. Pedir, pedir y pedir sin dar nada sería una actitud fría y egoísta. Vale.
ResponderEliminarHombre, Anónimo, pedir con la fuerza mental es lo que lo niños hacen, cuando saben que sus padres se lo darán todo (hoy día pocos creen en la mágia)
ResponderEliminarEfectivamente, Tibisay, nunca olvidar que no siempre merecemos los que se nos ofrece...y de ahí que demos más de lo que se nos pide!
Pues los niños son muy sabios y se entienden mejor con lo sobrenatural, algo sabrán. A veces, lo que ocurre es que creemos que pedimos una cosa cuando en el fondo y, sin darse cuenta, deseamos fervientemente otra que está allí, agazapada en un rincón. De ahí la meditación y dejar la mente en silencio ... a ver qué se oye.
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