Esta vida no da para sorpresas:
nunca viniste cuando te
esperaba,
que vendrías a verme ¿quién
dijera,
sin ton ni son ayer por
la mañana?
Y has venido desnuda y
sin piedad
mientras yo poco a poco
despertaba
y hasta me dabas
prisa y al mirarme
parecías más cerca y
descarada.
Si de ese modo hubiera yo
sabido
que me iba a suceder lo que pasaba
hubiera preparado mis
pasiones
y me hubiera acostado
sin pijama.
Algo queda: el perfume
de tu cuerpo
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