Se discute en la tasca lo de la huelga
y el camarero dice que vendrá,
contra una parroquiana que se enfada
y otros que ríen, divertidos: “Huelga….
¿y quién me paga lo que pierdo?", arguye.
La parroquiana enmienda al camarero:
soy “señorita”, no señora. Pido
la crema de verduras y “merluza”
de segundo, con tinto de verano.
El señor de delante está más sordo
que una tapia y le traen, sin que lo pida,
rabo de toro. Mi “merluza” huele
raro, a azafrán, según menú. La tasca
se está llenando. En estos sitios ponen
siempre mucha cebolla a la ensalada.
Yo desde luego haré mañana huelga.
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