Granada se va quedando en el recuerdo. Aquella conmoción de asomarse por la mañana al jardín que desciende de la residencia en el Carmen de la Victoria y ver el juego de torres de la Alhambra; pasear bajo las arcadas junto al boj o apreciar la desmesura de esa glicina (se ve su tronco original en una de las fotos), que en verano cubrirá todo el jardín.... Extraña sensación de belleza recreada con la sencillez de lo natural: la mayoría de los ejemplares del jardín son plantas comunes, muy comunes; las albercas y las fuentes tampoco –si se contemplan despacio– ofrecen complicaciones artísticas ni pretensiones estéticas que no sean las de juntarse con los caminos empedrados, las hiedras, las hortensias, los ibiscos y geranios, palmeras y pinos, algún laurel, un rincón con un magnolio.... Todo parece natural, casi espontáneo en esa ladera de la loma, rodeada de otras semejantes, en alud hacia el Paseo de los Tristes, camino de la Fuente del Avellano. La gracia de lo natural, cuidado y respetado. Vamos a ofrecerlo así, con una serie de fotos, también sencillas.
Preciosas imagenes y textos.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarHabra que volver...
http://www.youtube.com/watch?v=L98PT6HSQyI&feature=related
Este año voy al Festival Internacional de Música. solo 4 días
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