Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 16 de noviembre de 2012

Biblioteca de la Real Academia Nacional de Farmacia


La hierba luisa

He tenido la suerte impagable de haber podido visitar la Biblioteca de la Real Academia Nacional de Farmacia acogido y guiado por su bibliotecario, de cuya seriedad y competencia puedo dar fe: preserva los fondos de esa institución con el rigor de el bibliófilo, los ha vuelto a catalogar con los conocimientos de un experto y lo mantiene todo vivo y actualizado.

 La biblioteca es, en principio, una biblioteca especializada, pero con fondo antiguo, y como la especialización es cosa del siglo que se fue –yo suelo decir que viene después de Menéndez Pelayo, que todavía alcanzaba a leer todo lo que se imprimía y todo lo que caía ante sus ojos– pues los libros antiguos conservan cierto sabor no totalmente técnico, que los hace gratos al lector. Para ejemplificarlo  ofrezco unas cuantas portadas de libros publicados por Monarde (existe edición facsimilar en el CSIC) y otros de esta biblioteca, con la portada de alguno de los cuales se podría escribir un buen poema:




 






La institución (que data de 1598), fue aprobada por el Cardenal Quiroga, el retratado por El Greco con enormes gafas,  dio nombre a la calle de Farmacia (era la antigua facultad de Farmacia, que ahora ocupa  la Academia desde 1947), que corre desde Fuencarral a Hortaleza, en el corazón de Madrid, y permanece en un solemne caserón de tres plantas, en cuyo interior luce un salón de época, un museo, una vieja farmacia....  Hasta la capilla o iglesia que allí había se ha acoplado a salón de sesiones. La biblioteca se acomoda, limpia, cómoda, en varias salas o salitas de la planta baja.



Posee una rica colección de farmacopeas y libros afines y unas cuantas joyas de botánica, que son las que he visto más despacio, entre las que destaco dos –vamos a llamarlos– manuscritos, dos preciosos repertorios de plantas (veanse las fotos), uno de ellos con cien plantas de la Península (arriba), el otro un manuscrito francés ("desiné" por Luis Née, en 1779), en ambos casos se guarda la muestra de la planta, secada por el tiempo, en cada hoja, y ahora cuidadosamente adherida, con su rótulo (¡impreso en uno de los libros, a modo de banderilla, al pie!), para que recobrar la forma de libro con muestras reales, como varias colecciones que se guardan en la BNE:





Me dicen que la tarea de orfebrería fina ha sido paciencia y arte de un gran restaurador español, cosa que ya se ve: Javier Tacón. Durante un rato he identificado algunas de las muestras consultando el Font-Quer de la propia biblioteca.
Otras varias joyas se pueden ver digitalizadas en el catálogo general accesible on line.
Sorpresa final: una salita aparte guarda una preciosa colección de dibujos y grabados (algunos xilográficos) japoneses, en su mayoría de mediados del siglo XIX, entre ellos, la imagen de la mujer más hermosa (lo decía la cartela). Soñando con ella me fui calle Hortaleza arriba, para encontrarme con "Sueños mágicos" (es su nombre, no lo sé escribir, esta vez en chino).




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