En realidad se dan tantas razones para el "no va más", el hastío y la protesta que lo que habría que explicar es por qué una gran cantidad de ciudadanos no hacen huelga permanentemente; hoy, hablando con un profesor de IES, me ha vuelto a comentar que el sentido de la responsabilidad, la profesionalidad, la prudencia para no dañar a no culpables, etc. opera como reactivo para no ir de la huelga a la revolución, que es lo que se merecen las clases privilegiadas de esta país, que incluyen a la clase política, a rastras siempre de lo que ya hace tiempo que todo el mundo ha entendido como un descarado y vergonzoso triunfo del capitalismo salvaje, que por fin se ha arrojado sobre el último lugar en donde se refugiaban para sobrevivir las capas más humildes de la población: la educación, la enseñanza y el trabajo.
La gente ha percibido muy claramente lo que está ocurriendo; es inútil seguir trucando todo para convencer a la mayoría de que la realidad es de otra manera: se seguira ahondando en la desconfianza y alejando a las clases privilegiadas y a los políticos del sentido común colectivo.
Y lo que ha percibido la gente es:
1) Que ha habido un descalabro económico generalizado de todo el sistema, del que habrán sido culpables quienes lo organizaron, lo consintieron y se aprovecharon de él. Ese descalabro económico, con su repercusión social (el paro) ha sido asumido con resignación y cierta rabia, en espera de tiempos mejores.
2) Que las repercusiones de ese hundimiento general de la economía se han ido a reflejar, finalmente, sobre los cuatro aspectos colectivos que protegían a los más humildes y a las clases medias: vivienda, sanidad, educación y trabajo.
3) Que las repercusiones de esa depresión económica no han afectado más que a al epidermis de las clases privilegiadas (que incluyen, además, alto funcionariado, bancos y finanzas, monopolios y grandes capitales, alta administración, etc.) que no solo han mantenido su estatus de privilegiados sino que, en muchos casos, lo han incrementado.
4) Que con motivo de esa repercusión ocurren varios fenómenos nuevos que son verdaderas lacras para el horizonte de este país:
a) se daña irreparablemente el sistema educativo, que permitía, por vía del estudio y el esfuerzo individual, algún tipo de salvación de los menos favorecidos;
b) se daña el sistema sanitario (copago, privatización de servicios hospitalarios, expulsión de emigrantes sin papeles....) en aquella parte que afecta a los más humildes.
c) se daña al trabajador y a la fuerza del trabajo que en muchos casos, por ejemplo en la administración general y local, solo puede acceder a tareas de trabajo específico (técnico o no) a traves de empresas, consultings, trusts empresariales, etc, que operan como intermediarios laborales llevándose el mejor bocado de los contratos y utilizando a los asalariados de modo degradante, por el mero hecho de tener capital, no porque sean mejores técnicos o trabajadores.
d) se daña a los que se creyeron lo de las hipotecas, que todo el mundo reconoce que tenían cláusulas abusivas. ¿Por qué –socialistas, populares y demás– se dejó que se aplicara aquella legislación injusta? ¿A quién beneficiaba?
5) Ese estado de cosas produce una diferencia cada vez mayor entre gentes de poder (adquisitivo, social, etc.) y masa trabajadora y clase media, hasta el punto de que la sociedad genera capas de pobreza, exclusión, marginalidad, sufrimiento, etc., a las que se va a educar mal y se va a cuidar peor, que larvarán, como es normal, no una huelga –cosa de poco– sino frustración, odio, animadversión, etc. hasta pervertir la vida común.
Sobre ese triste panorama, los caciques más irresponsables –tal Gallardón– inyectan a esa misma gente la disciplina adicional de sus propios fanatismos y turbulencias ideológicas, proyectando que se prohíba el aborto –entiéndase en España, lo podrá hacer quien tenga dinero en un buen hospital europeo, y aprovechándose luego para ir de rebajas– o que se incrementen las tasas judiciales, para que solo quien tenga dinero y en abundancia pueda, y solo enumero lo más evidente:
*** abortar en clínica privada europea
*** estudiar en colegio con grupos de veinte alumnos (y no los 37 que ya hay en bachillerato)
*** curarse de cualquier achaque en clínica privada, con todo tipo de mimos
*** enredarse en pleitos para defender lo que le parezca oportuno
........
O se regula de manera tan abusiva como la que se está aplicando en centros de enseñanza y otros lugares: al trabajador enfermo, ¡no se le paga! ¿No había otro medio de regular los abusos? Nuestros políticos, que tanta imaginación tienen para insultarse entre ellos, ¿no han sabido encontrar fórmulas para que uno pueda pasar una gripe, compre solo las medicinas que le hacen falta y no se engañe a la gente en la ventanilla de los bancos?
Todo esto huele que va a peor, a mucho peor.
En adelante solo recibirán educación "de minorías" aquellos que se la puedan pagar; solo recibirán tratamiento sanitario integral y de calidad quienes tengan dinero para hacerlo; solo serán beneficiarios de los suculentos contratos oficiales los que tengan capital para constituirse en empresas. Todo ello se reflejará en la acentuada presión sobre los trabajadores, sea porque parte de su salario –la vieja fuerza del trabajo– se quedará en manos de empresas, consultings, bancos, intermediarios, etc. (que son los que contratarán al trabajador, después de haberse quedado con 3/4 partes del salario bruto que hubieran podido percibir); sea porque la desmesurada subida de impuestos y tasas (el IBI del Ayuntamiento de Madrid se ha cuadruplicado, además de extraerse conceptos de ese impuesto que hay que pagar aparte, como el de la basura) gravará las economías más débiles inevitablemente (no es lo mismo quitar 10 euros a un pensionista que quitárselos a un alto funcionario).
He oído frecuentemente los argumentos de los economistas, que cuando justifican el estado de asedio a funcionarios y clase trabajadora arguyen, comienzan su argumentación, desde unos supuestos que ya nacen torcidos, que la gente no comparte: "para que haya trabajo tiene que haber crédito y para que haya crédito los bancos tienen que tener dinero".
No hay que admitir ese razonamiento que parte de un supuesto que ha sido el que ha generado todo el malestar de las clases humildes y el que ha permitido seguir enriqueciéndose a quien ya había acumulado capital.
Todavía hoy he leído que el límite del sueldo de un consejero (¡y hay miles!) de un banco, una empresa pública o no, etc. se ha delimitado "en algunos casos", en los 300.000-500.000 euros al año. Una vez más: la condición humana, el trabajo, la fortuna, etc. no pueden nunca derivar en unas diferencias de calidad de vida que vayan de los mil quinientos euros al día a los mil euros al mes. Eso es una agresión.
Huelga general, y todo lo que venga.
Increíble la entrada que has hecho.
ResponderEliminarVerdades que muchos no ven porque cierran,porque les conviene, los ojos. A otros muchos,duramente afectados,la ignorancia les impide ver a los culpables, el origen y la repercusión que tendra este descalabro en sus vidas.
Estoy de acuerdo contigo, pero a veces, es tan duro lo que veo que me parece increíble que esté sucediendo.
Otras pienso si los que mueven los hilos no estarán buscando una nueva guerra en Europa, si fuera así ya sabemos quien está detrás.
Nos vemos en la manifestación?
Bicos.
Hola,Pablo. Cuánto tiempo. Qué ilusión me ha hecho encontrarme este blog -he intentado localizarte por teléfono pero tu número ha cambiado. Subscribo punto por punto esta entrada y me encanta ver que mantienes el idealismo que supiste transmitirnos a los que estábamos cerca de ti. Sigo en Málaga pero, de vez en cuando, voy a Madrid. Anda, mándame un correo para retomar el contacto a adrianastsupery@hotmail.com. Un fuerte abrazo, Adriana (Edad de Oro, 1988-89).
ResponderEliminarBicos y besos. No sé si me gusta que se llame "idealismo" al vehemente deseo de que no se cometan más injusticias, Adriana. Siempre hay en esa adjetivación un cierto grado de renuncia.
ResponderEliminarDe un admirador de Quevedo a otro: gracias por su atinada reflexión. Ojalá nos quede al menos la palabra, ya que nos quieren quitar lo demás.
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