La voz se le fue cada vez más acercando a la palabra –curiosamente, como a Leonard Cohen–, es decir, perdía florituras y ganaba densidad al tiempo que cobraba tonos graves, oscuros, lentos. En las últimas versiones, por ejemplo de "Volver, volver", la palabras parece más declamada que cantada. Y declamación es ya la del último disco, el de Lorca, o su concierto en en el Carnegie Hall. Ahora podía sonar sola, sin casi acompañamiento, como ocurre con la mejor música vocal, sea de una sola voz, (monodias medievales) sea en los siglos XVI-XVII (el padre Victoria, que lo cruza).
La voz solitaria dialoga casi siempre con una guitarra (así en la película de Almodóvar, Tacones lejanos, "piensa en mi"). U otros instrumentos de cuerda ("Flor de azalea"). Muchas son las veces en las que la guitarra abre la melodía, como en las varias versiones que tengo de esa maravilla que es el "Amanecí en tus brazos". Casi siempre eran letras de amor doliente, pues a Chavela le dolía el amor dos veces, por sentimiento universal primero y por los tiempos en los que tuvo que disimular lo que quería después, como a Gabriela Mistral (y a tantos otros).
La línea creadora de Chavela es la de esa intensa, rica, profunda tradición de canciones en español, tanto de la tradición como en avenida desde comienzos del siglo XX, recogidas siempre, hasta ahora (Carlos Cano, Sabina, etc.), y mucho más vivas y jugosas en América (Canfrún, Atahualpa Yupanqui, Mecedes Sosa, Violeta Parra....)
He hecho un largo viaje hoy, desde el final de españa –voy a escribirlo ya siempre con minúscula– , recorriendo parte de la cornisa cantábrica y luego he bajado hasta Madrid: casi diez horas, en muchos casos acompañado de su música, de manera que ando borracho de canciones suyas y, como es lógico, con una visión grandiosa y dramática de lo que es el amor, en torno al cual giran casi todas sus canciones, de una envidiable dicción, pureza que es también virtud de buenos cantantes. Eso sí, con los peculiares arranques –sílabas arrastradas, quiebros tonales, ligeros melismas....– que señalan el argumento y sus picos más afectivos. El contraste: la lentitud, el silabeo, que bien se puede ejemplificar en todo el arranque de "¿Dónde estás, corazón?"
En Madrid he ido a Spotify para ver lo que ofrecía y me ha llamado la atención el cambio de voz en muchas de las canciones. "Paloma negra", por ejemplo (al parecer extraída el disco Frida), se asoma con una voz casi juvenil, mucho más sensual y dramática que el vozarrón maduro de sus últimos discos, que sin embargo es la versión del "Gracias a la vida", de la inolvidable Violeta Parra.
Curioso el destino de estas letras directas, desgarradas, cargadas de sentido, que no han perdido su audiencia nunca y a las que les trae sin cuidado el vaivén de las modas y los quiebros estéticos de las artes. Guitarra y voz para cantar lo más imediato; muchas vece se recogen las canciones de tradiciones varias, que no son difíciles de discernir. En realidad a mí me recuerda, literariamente, la aventura de la lírica tradicional. En algunos casos la letra se ha universalizado sin que al sepa sepa muy bien lo que significa, ¿o todo el mundo interpreta bien el "Macorina"? Y en otras ha ocurrido quizá lo contrario, pues el coloquial "que te vaya bonito" puede que se haya cimentado sobre la letra de la misma canción.
A este rapsoda –de pelo blanco y otros accidentes– le afecta particularmente la letra de "Cuando vivas conmigo", que es una de las que le gusta aplicarse, que es lo que más o menos hacemos todos, secreta y gozosamente en nuestra intimidad. Por cierto, la mejor versión, una vez más, termina con una declaración prácticamente en prosa.
Y no me resisto a terminar canción y homenaje con dos o tres retazos, que se podrían alargar a libro:
"Ojalá que mi amor no te duela...."
"Quiero ser libre / vivir mi vida con quien yo quiera....."
Fantástico homenaje a Chavela.
ResponderEliminarMe has dejado sin palabras por la emoción, bueno me ha quedado una : gracias.
Besos, besos...
Todas las canciones con "volver" suenan muy emocionantes e intensas ... como en mi tango favorito, "Volver", y lo bien que lo cantaba Gardel, nunca otro igual, ni como tango ni como intérprete (que ahora casi todos se llaman cantantes aunque en realidad son intérpretes). Gardel, como Chavela, como Elvis, son de entonación inimitable.
ResponderEliminarCasualidades, escuchaba a Chavela cuando leo tu entrada en el blog, Pablo. Y desde aquí... en fin. Ya sabes que aunque de Costa Rica, su tierra final (sensu stricto) se volvió México. ¿Sabías que Chavela estuvo en casa de mis padres, cuando ya vivían en Madrid, en una fiesta familiar, gracias a un vínculo familiar y de triangulaciones amistosas? Lástima no haber enraizado en las amistades familiares habituales, fue un lance, como tantos otros del destino, que nos deja fuera. Como otras voces, la de Chavela es de las que están en las meninges, desde niños están en el ambiente. Un abrazo y, como siempre, tu visión, profunda y ramificada. A ver si te dejas ver un día por aquí, que hay espacio. ¿Organizamos algo?
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