ilumina la luz de los limones
el muro donde están las azaleas
al abrigo del valle hacia el que mira
cómo vienen y pasan las tormentas
Santalla se ha llenado de colores
dulces huelen las hojas de la higuera
los laureles que cercan el ferrado
sus ramas han alzado al aire nuevas
Y sigue el limonero derrumbado
el tronco roto y en las ramas yemas
esperando que el sol cada mañana
los amarillos de su luz encienda.
La casa está vacía. El fuego dentro.
Para la noche, cogeré más leña.
La ría de Cedeira |
Preciosas tus fotos, y precioso el poema.
ResponderEliminar¡Qué lujo, Pablo!.
Un abrazo. Ana.
Pero esta usted de vacaciones? Que envidia!
ResponderEliminarNo estoy de vacaciones; me he escapado para hacer de hortelano, como diré en la entrada siguiente.
ResponderEliminarGracias, Ana.
Besos para todos
Pues en tete punetero pais no se puede escapar uno!
ResponderEliminar