Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 24 de abril de 2012

La Butte aux Cailles


Estaba paseando la Butte aux Cailles, como yo por otras razones, que venía de la Rue Alphand y en vez de volver por la Rue de 5 Diamants, tomé el Passsage Sigaud hasta la Rue Barrault, para callejear un poco, a ver si había suerte y salía otra vez a la Place de la Commune, y estrenar el café de la esquina, frente a la Boulangerie, en donde quizá pudiera ordenar los apuntes que había tomado; cuando la vi estaba buscando no sé muy bien qué perspectiva, pues no había allí lo que las guías llaman "edificios singulares", sino precisamente callecitas ordenadas, limpias, antiguas, en donde lo que más destacaban era unas sencillas farolas con aire antiguo y el sabor de barrio recoleto, en realidad con muchas casas nuevas, incluso vanguardistas, pero sin superar la altura media de cada calle, por lo que no se rompía la perspectiva general. Debió verme apuntar una sonrisa y eso sería lo que le hizo atreverse, cuando  iba a pasar a su lado, a mover la cámara de fotos –pequeñita, digital, probablemente japonesa. Era fácil saber lo que quería, así que prolongué la sonrisa, la acentué sin exagerar, y asentí, claro; sin darme cuenta casi mascullé algo en francés ("bien sûr..."), lo que resultó ser la fórmula definitiva, porque desplegó actividad, dejó la cámara en mis manos, y se empezó a mover por la acera, emitiendo monólogos sugerentes... en español. "Aquí...." "¡Dos...! "Así..." y a cada retahíla de monólogos cambiaba de postura, o buscaba un fondo distinto, y me dejaba una sonrisa de agradecimiento fugaz. 
Apunto estuve de del comentario: "Tranquila, sí, que las voy a hacer, saldrán bien...." en español; pero, primero algo embobado por el despliegue de entusiasmo al que estaba asistiendo, y luego por intuición, amplié mis sonrisas y callé, mientras seguía más o menos sus consejos sobre la luz, la calle, el día de otoño y otras circunstancias que parecían colmar la felicidad de esa dama joven, que probablemente estaba cumpliendo sabe dios qué ilusión y que había sabido ir al barrio parisino menos turístico para fotografiare en él. Así que durante un rato hice fotos, hablé muy poco, en francés, ella me devolvía monólogos confusos en español y sonrisas de satisfacción y agradecimiento en idioma de la tribu humana. Hubiera podido decirle que era mejor hacer las fotos con la avenida de manzanos otoñales de la propia calle, de la Butte, al lado, delante del Temps de Cerises, o que tomáramos un café en les Cailloux –el nuevo, que parecía muy agradable, dominando la plazoleta de la Commune, con su graciosa fuentecilla de cariátides....; pero no dije nada, porque de seguro se hubiera roto el encanto de que un parisino, del barrio, le ayudara a hacer las fotos en aquel rincón. Cuando explicara su viaje lo contaría, a su manera: una anécdota más para el cumplimiento de sus ilusiones.

No está nada mal el café de Les Cailloux; estos galos han mejorado bastante en una de las cosas que no acababan por lograr: el café. Otra asignatura que tampoco terminan por aprobar, pensaba ante la dejadez del camarero que me sirvió, es la de la simpatía natural. Aquella española volvería contando que los parisinos eran muy agradables y que, por ejemplo, a uno le pidió que le ayudara a llevarse recuerdos fotográficos de la Butte, y se entretuvo con ella un buen rato, sonriente, cordial, biendispuesto. 
El café está bueno, pero lo que resulta excepcional es la media luna, será de la boulangerie de enfrente, que yo solía frecuentar hace unos años, a la vuelta del site François Miterrand. 

[Antoine Denis]




1 comentario:

  1. ¡Qué gracia, ahora Denis Antonio en París haciendo de reportero como Antoine Denis!

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