Buscar
las gafas cuando se han perdido
mientras
que se hace tarde para todo,
suena
el teléfono y no encuentro desde
dónde
narices anda provocándome....
Mejor
sin gafas, reposado y ciego,
con
el teléfono seguramente
sin
batería en el bolsillo oculto
de
la chaqueta que me puse ayer.
A
sorbos lentos el café caliente
para
el desorden que se impone cada
vez
que amanece y las malditas gafas
han
decidido no mirar el día.
Andanzas
son de soledad. –“Y no,
no
cambiaré de compañía”. Y cuelgo.
René Daniels (en el Palacio de Velázquez, El Retiro) |
Buen poema y la ilustración muy bien escogida, muy bonita, no conocía al dibujante, gracias, lo investigaré.
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