Vendrá
diciembre a desnudar los árboles,
nieve
serán las lluvias en Castilla;
otoño
en los Ancares ha cubierto
montes
pardos y valles con neblinas.
Desprenderán
los álamos sus hojas,
quedarán
como agujas blanquecinas
clavados
junto al cauce de los ríos
que
han dejado desiertas sus orillas.
Hacia
la noche navega solitaria
una
luna entre blanca y amarilla.
El
tiempo no se cansa de volver,
los
ojos de cambiar no se fatigan.
El
pasajero mira al horizonte
donde
lucha la luz y se termina.
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