Vamos a empezar por el principio: por la foto del Conde de Villamediana, antes de presentar el corpus documental, serie algo árida, sin duda, que remitirá a varios depósitos documentales: archivos italianos, AHPM, PR y BNE, esencialmente. Sobre algunos de esos depósitos ya he dado noticias y publicado muestras, como la ilustración con la que termina esta entrada.
En efecto, esta caballero que nos mira enigmáticamente de perfil ("una mirada lateral teñida de soberbia y de desprecio", dice el crítico) con las amplias entradas que intenta cubrir –ya maduro– podría ser, como quiere Héctor Pérez Rincón, con excelentes razones, el Conde de Villamediana, del que no queda figura fiel. No consigo encajar correctamente la golilla en vez del cuello escarolado, aunque viniendo de don Juan de Tassis y Peralta, y si así fuera, es bastante probable que él haya sido uno de los que impusieron la moda y la exhibió, y que al volver de Italia, en 1609, durante aquellos años turbulentos se adelantara a todo tipo de costumbres en Madrid, mientras compraba joyas, caballos, jaeces, muebles, cuadros.... y vendía títulos y propiedades, en un desenfreno más vital que económico que dejó –por su muerte repentina– un reguero de deudas y acreedores. Daré en breve una relación de la ingente cantidad de documentos que provocó su desaparición. De hecho, por alguna razón relacionada con ese cuello en los viejos inventarios se recoge todavía la etiqueta de "Retrato con golilla": ¿es lo que más llamaba la atención antaño, cuando todavía las nuevas leyes antisuntuarias no habían prohibido los cuellos escarolados?
¿Lo pinto Velázquez nada más llegar a la corte madrileña? Al tiempo que pintaba a su amigo –Góngora– o a un Quevedo que se estaba intentando reconciliar otra vez con la corte y con el Conde-Duque. El cuadro está en el Museo "Wellington", de Londres –y allí está también una de las copias del de Quevedo; el de Góngora, en Fine Arts de Boston. Si así fuera, el Conde asoma al cuadro de Velázquez muy poco antes de su asesinato.
En cuanto a su ubicación actual, no corresponde exactamente al bagaje artístico que en 1623 de se llevo la comitiva inglesa del Príncipe de Gales, particularmente de la colección del Conde. Corresponde quizá a los archivos ingleses contarnos la historia de estos cuadros, aunque parece que no queda ninguna huella documental. Este cuadro (¿por qué razón?) aparece en los viejos inventarios colgado en el comedor del departamento del príncipe en el Palacio Real junto a nada menos que el Retrato de Inocencio X de Velázquez. Había pertenecido a la Duquesa de Arcos. De allí lo robaron los franceses y a los franceses se lo robó Wellington, en 1813. Son cosas de la historia, ya se sabe.
Concurso de acreedores a la muerte de Villamediana |
No sé qué carácter tendría el caballero pero su mirada no es de desprecio ni soberbia: al contrario, tiene ojos bondadosos y frente amplia de inteligencia, con rasgos finos y suaves, bello diría yo. Me imagino que provocaría muchas envidias y si además era derrochón y nada avaro, tendría mucho éxito, supongo. Tiene mirada dulce. Recuerda a Edoardo Agnelli, muerto también joven.
ResponderEliminarEs un retrato excepcionalmente bueno y el personaje es un enigma, al menos por su mirada de total desapego, quizá la de una persona que ha sufrido abuso infantil y que tiene gran éxito con las mujeres, y que quiere creer en algo y no puede. Muy bien escrita la semblanza.
ResponderEliminarHan aparecido o están apareciendo nuevos datos sobre Villamediana, pero no tengo mucho tiempo para perseguirlos.... es de esperar que algún investigador lo haga.
ResponderEliminarMuchas gracias, anónimo, por elc comentario.