Operación delicada, la de engañar a facebuque, que en adelante escribiré con minúscula y castellanizado a mi manera, porque se trata de una multinacional que arrasa con lo que tenemos de más hermoso en la condición humana: eso, precisamente, humanos, cada uno de su padre y de su madre, diferentes todos. Facebuque nos quiere anular con una sola doctrina y moral, que es la suya. Y la suya es la de una poderosa maquinaria de hacer dinero norteamericana, que tuvo sus rasgos positivos, pero que arrasa.
Facebuque me mandaba un recuerdo pero no me dejaba corregirlo. He borrado, cambiado, tachado, etc. y he conseguido engañarle.
Era un recuerdo de mi lugar gallego, recogiendo flores silvestres en la playa de Pantín, un lugar mítico en donde he pasado largos veranos, y al que volveré dentro de unos diez días. Ya se ve que el vate andaba enamorado y todo eso. Estado de irritante felicidad que sobreviene sin ton ni son. También he reducido las ilustraciones, que antaño eran muchas y que ahora identifico más fácilmente.
larga tarde de julio calurosa
las flores que engavillo de las dunas
para ti hubieran debido ser pienso
mientras dispongo en ramos de una en una
colores de la tierra las más tienen
hacia la luz se van el mar perfuman
alfombras de color sobre la arena
paleta de color ocaso en fuga
cada vez que las cojo te acaricio
en los ramos te abrazo si se juntan
tenerlas es andar con tus recuerdos
tus ojos tu sonrisa tu figura
no sé cómo decirte que te quiero
estas flores que enramo son las tuyas
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