Hainan –y su capital, Haikou– es una isla de cocos. Palmeras y cocos están por todos lados, para empezar en los supermercados, en donde todo (fruta, aceites, cosméticos, comidas, medicina, etc.) se hace con el coco como base. Abundancia y proceso del coco, en honor de mi amigo y colega César Nicolás. El proceso va desde los palmerales al coco partido y dispuesto para su consumo, pasando hasta por la doble estatua de bronce que lo expone en el paseo peatonal de la vieja ciudad de Haikou. La galería de imágenes lo dice; pero he terminado con una peli de la playa, en donde palmeras secas cubren las tumbonas, con el mar como alivio.
Como naturalmente todo se hace de coco, en los restaurantes los mejores guisos son con coco o salsa de coco. La bebida más popular, el coco cuadrado con tres hachazos bien dados y una paja que lo horada (incluso con su estatua de bronce, en Haikou, que reproduzco). Bebidas, caramelos cosméticos.... incluso he encontrado ¡café de coco! No puedo probar todo porque con el calor que hace sería peligroso, aunque ya visto que en las farmacias hay ungüentos y medicinas de coco, que por cierto es más grande y claro que el coco peludo que se vende en Europa, y su leche, mucho más suave y de menor sabor.
Y la verdad es que he atravesado la isla hasta llegar al sur; pero los barcos siguen todavía navegando:
abrumado Wenchan de palmerales
parece que este viaje ya se acaba
al mar llegaron todos los caminos
lenguas costumbres climas gentes razas
la extrañeza descansa y el asombro
lo que puedas comprar no vale nada
verde y azul no venden sus matices
y el viento va porque le da la gana
sin rumbo se ha quedado el pensamiento
un lugar sé por donde no se pasa
y donde nadie pide que si piensas
arruinado lo dejes en palabras
parece que hacia el sur aún todavía
hay barcos que navegan y se marchan
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