Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 28 de junio de 2019

Los cocos de Hainan






Hainan –y su capital, Haikou– es una isla de cocos. Palmeras y cocos están por todos lados, para empezar en los supermercados, en donde todo (fruta, aceites, cosméticos, comidas, medicina, etc.) se hace con el coco como base. Abundancia y proceso del coco, en honor de mi amigo y colega César Nicolás. El proceso va desde los palmerales al coco partido y dispuesto para su consumo, pasando hasta por la doble estatua de bronce que lo expone en el paseo peatonal de la vieja ciudad de Haikou. La galería de imágenes lo dice; pero he terminado con una peli de la playa, en donde palmeras secas cubren las tumbonas, con el mar como alivio.




Como naturalmente todo se hace de coco,  en los restaurantes los mejores guisos son con coco o salsa de coco. La bebida más popular, el coco cuadrado con tres hachazos bien dados y una paja que lo horada (incluso con su estatua de bronce, en Haikou, que reproduzco). Bebidas, caramelos cosméticos.... incluso he encontrado ¡café de coco! No puedo probar todo porque con el calor que hace sería peligroso, aunque ya visto que en las farmacias hay ungüentos y medicinas de coco, que por cierto es más grande y claro que el coco peludo que se vende en Europa, y su leche, mucho más suave y de menor sabor.





Y la verdad es que he atravesado la isla hasta llegar al sur; pero los  barcos siguen todavía navegando:

abrumado     Wenchan      de palmerales
parece que este viaje     ya se acaba
al mar       llegaron todos los caminos
lenguas     costumbres     climas     gentes     razas

la extrañeza descansa        y el asombro
lo que puedas comprar      no vale nada
verde y azul       no venden sus matices
y el viento va     porque le da la gana

sin rumbo     se ha quedado el pensamiento
un lugar sé    por donde no se pasa
y donde     nadie     pide que     si piensas
arruinado    lo dejes     en palabras

parece que hacia el sur    aún     todavía
hay barcos       que navegan      y se marchan









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