Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 13 de junio de 2019

Guizhou, llegada a Chengdu


Mi último viaje a China fue a Guizhou, una extensa región hacia el centro-sur, que elegí como viaje de primavera, pues el calor en el centro y sur de China es excesivo en otra estación –excepto en Yunnan y en el norte, obviamente.


Son pocas las ciudades a las que puedes ir directamente, en realidad solo a las grandes (Peking, Shanghai, Hongkong... Hace poco se ha añadido Chengdu, a la que se puede viajar directamente desde Madrid (en Peking air lines), que tiene un vuelo semanal. Google y otros buscadores mienten descaradamente cuando buscas "vuelos directos (a China, por ejemplo)", pues te suelen dar como directos los que no lo son, por ejemplo el de Iberia, que te lleva a Londres antes. De ese tipo los de Air France (que te lleva a París), o los de KLM que te lleva a Amsterdam. Para ese tipo de viajes es mejor hacer escala en Finlandia (Helsinkin), Noruega, Emiratos Árabes o Moscú.... ya que la segunda parte del viaje es menos larga. Volé directamente a Chengdu, la preciosa capital de Sichuan, desde donde se puede tomar un tren de alta velocidad a cualquier rincón de China, ya que la red de trenes de alta velocidad cubre casi todo aquel inmenso país, llega hasta Kunming, Guangzhou, etc. Incluso llega hasta la enorme isla de Hainan, al sur, en el Pacífico. Chengdu y Chongging eran la ciudades grandes desde donde era posible tomar un tren hacia Guizhou. Al norte de Guizhou está la capital,  Qiandongnan, que desprecié, pues quería ir al corazón de la zona, en donde viven –se atrincheran– muchas de las minorías étnicas de China, sobre todo los "miau" y los "dong". Establecí como primer destino una ciudad en el corazón de Guizhou, Kaili, en donde paraba el "gao tie", el tren de alta velocidad, y luego fui provisto de mapas, muchos mapas, lugares.... y un buen calzado y una mochila que se pudiera arrastrar, con ruedas, para estaciones y aeropuertos. El billete de tren lo saqué antes con una agencia china que opera en España (China Tour), y que me había hecho muy buen servicio cuando viaje a Mongolia interior. El problema de los trenes chinos es que solo puedes sacar billete veinte días antes. La agencia los saca y te envía lugar y modo de conseguirlo –presencialmente, en alguna estación. Es complejo, pero el servicio suele ser bueno.
A esta compleja entrada traigo las entradas de Facebook, que he abandonado y estoy deshaciendo, en vista del inaudito control personal y la absurda censura que mantienen.


Unas cuantas fotos preceden a la entrada, son las de la llegada a Chengdu, en donde cogí el primer metro hasta mi hostal, al lado del río Jingjiang, poco antes del amanecer. Quería descansar un día, que aproveché para visitar el parque que llamo "de los bambúes", en realidad "Wangjianglou parque", y también aprovechando un recodo del río, el Baiguatan, camino de la casa de paja de Du fu. Eran dos parques de los que guardaba excelente recuerdo. Fui andando al primero, pero tomé el metro para desplazarme al segundo: el metro de Chengdu, modernísimo, al que pertenece una de las fotos, como el metro de cualquier lugar del mundo, todos con su teléfono.
El parque de Baihuatan *百花潭公园 o estanque de las cien flores está lleno de recuerdos literarios y algunos de sus árboles –se dice– tienen más de mil años, como uno de los gincos. Caminé al lado del río, un largo paseo hasta su entrada.


Y anduve un par de horas en el parque, identificando plantas y árboles, viendo la colección de bonsáis, haciendo todo tipo de amigos, sentándome a leer.... hasta que encontré a quien se brindaba a pasear conmigo hasta la casa del poeta Dufu, que estaría a unos 3 kms. orillando el río.









El ginco de la dinastía Ming se merece un par de fotos. Tierra es de Gincos Sichuan.



Caminamos hasta la casa del tejado de paja de Dufu, un viejo poeta medieval, lugar encantador que habría de estar en las afueras y que se está reconstruyendo con un entorno cuidadísimo que hace las delicias de los que llegan a Chengdu. Ya lo había visitado, con noticia en este blog; pero ahora lo encontré, si cabe, aun mejor, y lleno de azaleas, por cierto:





Y ahora van los mapas, que incluyen viajes en autobús, largas caminatas y alguna pérdida inevitable y absurda, como la de haber equivocado Conjiang y Rongjiang (porque C- y R- son dos sibilantes que se pierden en la pronunciación rápida). Quizá el conjunto de los vídeos sea un galimatías, pero muestran el primer viaje a Chengdu, en donde paré un día; el viaje en tren de Chengdu a Kaili (de unas seis horas), mi parada en Kaili un par de días, los viajes por el interior en autobús, buscando la zona de Conjiang –en donde me perdí– hasta pasar, por obligación una noche en Rongjiang y seguir hasta Leishan. Paré en Leishan otra noche y, desde allí, intenté ir a Langde –me volví a perder. Una vez llegado a Zhonxiang lo establecí como lugar desde el que alcancé otros pueblos de la zona, como Basha.
Los mapas se sitúan con el tiempo, desde Chengdu hasta Zhaoxiang. Obviamente, la vuelta fue más fácil, desde Zhaoxiang a Chengdu, en donde paré otro día, para volver al día siguiente a Madrid. Pero eso lo contaré otro día, ahora solo el viaje y llegada a Chengdu.











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