Resulta en cierto modo grotesco el espectáculo de monos que se pelean a que han llegado los políticos. Y lo curioso es que casi todos –los espectadores– lo sabemos. Esa manera descarada de mentir, de falsear, de engañar.... se ha señoreado de ellos de modo tan fuerte, que solo nos la podemos explicar por un par de razones: el exhibicionismo y el dinero, con sus matices y variantes. Las dos razones son de mucho peso, evidentemente, en un país en donde más de la mitad de la población ha sido cuidadosamente empujada a la pobreza y a la ignorancia; y en donde se intenta, con modos políticos, que ahí se mantenga. Recomendaciones de bancos –incluido el de España–, nacionalismos de todo tipo, multinacionales y grupos de empresas, la europa del mercado común, etc. pretenden que así nos conservemos, por supuesto que defendiendo las fronteras.
Su incapacidad se disfruta cuando hacen como que hablan en público, desde luego, o cuando discuten entre ellos; pero repercute en el ciudadano de a pie, primero, cuando dan por supuesto que sus muchos privilegios lo son "naturalmente" y sin que nadie los pueda discutir; y en segundo lugar cuando hacen lo que les da la gana con lo que nos obligaron a votar. Se les paga para que se pongan de acuerdo y sean un reflejo de los votos, pero no: mediocres en su quehacer y sus fines, se niegan a ponerse de acuerdo y hasta amenazan una y otra vez con que nos van a llevar a urnas, para que vayamos pensando en otra cosa diferente de la que les dijimos. Y les dijimos que éramos distintos. No hay manera. Si pudiéramos, habría que suspenderlos de empleo y sueldo hasta que no fueran capaces de algo que no sea pulular, mentir, falsear.... y en muchos casos robar.
De la incapacidad humana de los políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario