He colgado uno de estos días una entrada en facebook con el soneto que sigue al final de esta entrada y con las dos fotos. Procede de la publicidad que me encuentro casi a diario en mi buzón de correos. La de comida china es, precisamente, de las más habituales. En principio me hizo gracia lo del "chino veloz", luego me fijé en el larguísimo menú, también típico de este género de establecimientos, y finalmente pensé que en algo tan inmediato, comercial y alejado aparentemente del universo poético, había mucha poesía; o dicho de otro modo: que lo que se llama "poesía" puede estar en cualquier momento, lugar o circunstancia, sea de forma sublime o formal o cotidiana. Y como otras muchas veces he hecho, ensayé el soneto, concediendo algunos endecasílabos en 4.7. para dar ritmo al conjunto. El soneto está hecho exclusivamente con textos de la hoja de propaganda; formalmente es perfecto, aunque no puse rima, lo que curiosamente sería contraproducente, remilgado y burlón. Luego lo puse en facebook, en donde amigos, colegas, etc, suelen con suma benevolencia dar al "me gusta". He dejado pasar dos o tres días y mi soneto sobre el chino veloz sigue en blanco.
¿Qué será? Que la idea de poesía más arraigada estriba no en su forma, lugar, etc. sino en el contenido, en cuyo caso la comida china, tratada objetivamente resulta inasimilable para el lector medio. Que ese no era el lugar para planteamientos complicados, que necesitan de argumentación...
Muchas posibilidades.
A mí "me gusta".
Y he aquí la criatura
El
chino veloz
Comida china a domicilio. Visa.
Menús individuales. Aceptamos
cheques comida. Transporte gratuito.
Pedidos por teléfono. Palillos.
Ensalada con carne de cangrejo
tallarines de arroz con gambas fritas
pollo frito con salsa de limón
pollo asado al estilo de Cantón
platos vegetarianos arroz frito
gambas con setas y bambú pan chino
cerdo agridulce rollo vietnamita
macedonia de frutas chinas salsas
bajos en calorías
ver menús.
Servimos pan y tabaco también.
Sin desmerecer en nada lo bueno, y su humor, yo le hubiera dado otra hipérbaton, otra vuelta.
ResponderEliminarMe gusta sí, aunque de la comida china ya paso
Saludos :)´
En cualquier sitio hay poesía si sabemos verla.
ResponderEliminarBicos.
Gracias, comentaristas. Hola, Ohma.
ResponderEliminarCuando el diablo se aburre, con el rabo espanta las moscas. Eso decía mi padre cuando alguien se empeñaba en mostrar como extrardinario lo que no valía para nada. Y eso es lo que pasa con ese poema de los cojones: que no sirve para nada.
ResponderEliminar¿Y para qué habrán de servir los poemas, anónimo?
ResponderEliminarA mi me ha hecho ver el bullicio, los colores y hasta los olores... y eso sirve, no? O qué es servir?
ResponderEliminarCarmen
También anda en las teorías que el acento poético (en estos casos= "emocional") lo pone el lector, y que el lector viene con su carga emocional (trayectoria vital, educación, estética, etc.) a ver qué chispa salta de su lectura. Al anónimo de arriba le saltan pocas chispas, lo que puede ser un problema; yo le aconsejaría abrir lo más posible su capacidad de ver, leer y entender, aunque no le emocione un "chino". Carmen, que ha intervenido luego, disfruta mucho más, sin duda, probablemente de todo, y encuentra referentes sencillos que le permiten apreciar más cosas, allí donde el anónimo dice palabrotas.
ResponderEliminar