ocupas el café –que está vacío–
aquí yo vengo algunas tardes para
sentir que no es posible que te vayas
ahora que ya te has marchado tanto
no encuentro en el café sabor a labios
ni las viejas canciones me conmueven
y sobre todo sobre todo nunca
me contestas nada mi me dices
qué te parecen los recientes versos
en los que intento disfrazar la pena
con un poquito de melancolía
como si no me importara tu ausencia
tan evidente que hasta me parece
que ya solo me queda ese recuerdo
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