Ando recogiendo rica y copiosa información sobre los primeros viajes a China –en realidad a Oriente, pero lo ejemplifico ahora en China, siglos xvi y xvii– en centros documentales varios: muy ricos los de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, más dispersos –aunque hay trabajos, claro– los de la Biblioteca Nacional de España; en fondos documentales provenientes de franciscanos, dominicos, jesuitas, etc. debe de haber todavía mucha documentación sin explorar. Hace pocos días comenté, por ejemplo, la controversia entre jesuitas y dominicos en la Biblioteca d ela Universidad de Salamanca, provenía del fondo de la biblioteca de los jesuitas.
¿Por qué? Por el notable incremento de alumnos de esa nacionalidad, la mitad del total, por ejemplo, en el master de la Universidad Autónoma este año. Aunque traen formación, base e intereses distintos, en algunos casos son competentes, trabajadores y manifiestan un interés muy peculiar sobre aspectos de nuestra cultura. Creo que es nuestro deber responder a ese interés y diversificarlo más allá del obligado tópico.
¿Por qué? Por el notable incremento de alumnos de esa nacionalidad, la mitad del total, por ejemplo, en el master de la Universidad Autónoma este año. Aunque traen formación, base e intereses distintos, en algunos casos son competentes, trabajadores y manifiestan un interés muy peculiar sobre aspectos de nuestra cultura. Creo que es nuestro deber responder a ese interés y diversificarlo más allá del obligado tópico.
La contrapartida es que, a su vez, la cultura china tambien se nos presenta empezando a salir de los estereotipos o circunstancias excesivamente comerciales de las grandes ciudades, en donde "lo chino" se nos ha presentado a manera de cadena de restaurantes baratos, comercios de baratijas y películas de acción. La distancia –y el dinero, por tanto, de viajes y traslados– y el idioma han completado ese desconocimiento mutuo, que es todavía mayor por nuestra parte.
Por todas esas cosas juntas y alguna más acudí ayer a la "fiesta de primavera" de estudiantes e investigadores chinos en Madrid –y en España– que se celebró en la ciudad universitaria, la víspera del nuevo año chino (el de la serpiente, hoy), y vi cómo se reunían, cantaban, bailaban, exponían con melancolía sus canciones, con entusiasmo sus bailes y números de exhibición –gimnasia marcial–, con desparpajo barroco sus trajes.... Y durante el transcurso de esa fiesta o mientras hablaba con algunos de ellos sentí, una vez más, esa obligatoria cultura provinciana a que nos condena el tiempo. Y lamenté los pocos alcances de nuestra inteligencia.
Tengo entre mis alumnos –supongo que también entre mis colegas, aunque no los he tratado– algunos de una seriedad y rigor envidiables; otros de fina sensibilidad que captan significados o sentimientos que yo no había sabido apreciar; los hay que cumplen con entusiasmo ciclos culturales –museos, lecturas, conciertos....– que muchos de nosotros no somos capaces de hacer. Sin duda el hispanismo chino será pronto muy importante: en el gran salón de la escuela Superior de Caminos de Madrid había varios miles de asistentes.
Biblioteca del Museo del Prado (en el Casón del Buen Retiro) |
Salí de la celebración con varias propuestas, que no sé si podré llevar a cabo, pero que sin duda iniciaré: aprender chino (el oficial), viajar a china, enamorarme cada vez más de alguna chinita, leer sobre su historia y cultura, oír su música. Se hará lo que se pueda.
Por el momento voy a recobrar la "herramienta" traducir, que no sé si está en la barra de herramientas, y a rematar esta sencilla entrada de homenaje con alguna versión, que seguro que es la equivocada, pues me ofrece una docena de trasliteraciones. ন ল হে এন্কন্ত্রাদ। ই ল হারে। পর্ক ন সে এন
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