Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

lunes, 25 de febrero de 2013

Las sombras de un botánico



Hoy he tenido que solicitar en la sala Cervantes de la BNE el manuscrito numero uno del registro: no habido ni curiosidad ni frivolidad, buscaba uno de los numerosos planos y mapas de Sicilia –por cuestiones quevedianas–. Como suelo hacer otras veces, he consultado el Catálogo. Nada puede suplir, sin embargo, la consulta de un original, y menos en este caso, un inmenso códice cuyas dos primeras hojas desplegables ocupaban, sin exagerar, cuatro pupitres de la sala Cervantes y cuyo facsímil –que avisa es una redución ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽zaciopias en venta: proceden todas de esta maravilla que es el manuscrito 1 de la BNE, del que no existe todavia ni frón  a escala del 21%– contiene el  Atlante di Citta ‘ e Fortezze del Regno di Sicilia, de 1640, hecho por Francesco Negro y Carlo María Ventimiglia, del que existe una edición facsimilar a cargo de Nicola Aricó (Messina: Sicania, 1992, ms. facs. 763), de la que se encontrarán decenas de copias en venta: proceden todas de esta maravilla que es el manuscrito 1 de la BNE, del que no existe todavía digitalización on line, me dice la facultativa, pero que podrá haberla pronto: lo que sí existe es una colección de diapositivas en color.

Sicilia fue muy mimada –sobre todo en el siglo XVII– por cartógrafos e historiadores, en otro lugar lo he recogido; antes de llegar al 100 la BNE nos ofrece otras dos descripciones de Sicilia. Quizá el otro tesoro sobre la Sicilia antigua sea el Teatro geográfico Antiguo y Moderno del Reyno de Sicilia (1686) que ha de conservarse en el Ministerio de Asuntos Exteriores (en Madrid).
Y he llegado, he llegado hasta el ms. 287,  un manuscrito muy representativo de la época, al que dedicaré un breve post, del que se arrancaron los Sueños de Quevedo.
Este primer centenar de registros se abre con algunos ejemplares que pertenecieron a la Biblioteca Real, como es lógico, y sobre todo a la biblioteca de Felipe V (los ejemplares más valiosos, aunque no siempre por su contenido). Es lógico que entre ellos se encuentre la correspondencia entre Sor María de Jesús (de Agreda) y Felipe IV (ms. 71); muchas biblias –hay una “hebraica”, del s. XIV (ms. 79, procede de la catedral de Toledo, lo mismo que unas obras de San Ambrosio, del cabildo toledano, ms. 12-13; otras de San Gregorio Mgno, etc.); bastantes recopilaciones devotas o religiosas, santos padres (San Ambrosio, San Jerónimo, San Juan Crisóstomo, San Gregorio Magno....; comentarios a lo salmos, glosas evangélicas, causas de confesión, etc.), epístolas paulinas,  y otros clásicos de la vieja tradición cultural, como Alphonso de Madrigal, Beda, Juan Casiano, Francesch Eximeniç (tres códices distintos), Juan Gerson.... A veces con sabor algo más civil: el Doctrinal de caballeros de Alfonso de Santa María se encuaderna junto a los Trabajos de Hércules, del Marqués de Villena (ms. 27, del s. XV). Allí también las Partidas de Alfonso X (ms. 22, que procede del monasterio de Santo Tomás, de Ávila), los Ordenamientos de Cortes y otros valiosos códices sobre la historia de España, como el de Scriptores antique hispaniae (ms 51).... El orden no es, sin embargo, rigurosamente el de las procedencias, de hecho la biblia sacra que lleva el 2 procede de San Juan de la Peña, en tanto que hay otras cinco al menos que proceden de la biblioteca del Duque de Uceda, las más traídas de Italia, por cierto, de Mesina, cuya catedral vació el duque cuando se volvió a España.

Hasta el ms.  76 no se abre abre un nuevo tiempo, pues es una adquisición de 1880 que contiene un croquis del curso de las aguas del río Tajo desde Aranjuez hasta Portugal, hecho por el arquitecto Agustín Marco Artu en 1828. Luego se diversifica y a partir del 268 es fácil encontrar manuscritos facticios y noticieros, uno de ellos el 287 será objeto de atención peculiar.
Quiero dar noticia y recabar ayuda para los seis códices que aparecen ocupando el registro 81-86, también de la colección de Uceda, Botanices viridiarum sempre prondens praecipuis plantis...., de Areola. Es imposible verla originalmente, desde luego –y así se debe custodiar–, pues guarda las plantas originales disecadas, desde hace cuatrocientos años.  Ofrezco dos siluetas, dos sombras, también muy bellas, por cierto. No he encontrado otras referencias, ni en las fichas de la propia BNE, ni en las búsquedas de un extraño autor (“Areola”), ni  en los potentes buscadores en línea, etc.
Si alguien me puede ayudar....




2 comentarios:

  1. Se me ocurre que posiblemente "Areola" no sea el autor, sino que denomine alguna característica del libro. Puede que debamos interpretarlo mediante su acepción latina: jardín pequeño o de cultivo, puesto que, aunque actualmente la areola es un término botánico, este está relacionado con los cactus, por lo que no creo que fuera usado en la época, aunque no debe descartarse ya que puede que haya tenido un uso anterior.
    De todas formas, ¿qué es lo que te está causando problemas? ¿La noticia bibliográfica, la identificación de las flores, la autoría, la datación...?
    Un saludo y espero poder ayudar.

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  2. Javier, problemas me causa el no poder aclarar debidamente todo el trayecto: ¿Qué botánica es esa, del siglo XVII?, ¿historia y demás del códice? (procede de Uceda, pero la monografía de Margarita Martín de Uceda es solo de impresos), ¿qué hay en ella?.... hasta llegar a la identificación de unas cuantas plantas y flores, que es por donde comenzó la búsqueda, intentando identificar "hierbas luisas", "violetas", etc. de la literatura de la época: las "violas" (canción V) de Garcilaso, las de Góngora, el huerto de Lope, las flores "negras" con que aparece la portagonista de "Las bizarrías de Belisa", la batalla de las flores de Quevedo, etc. Volvió remover todo esto un artículo precioso de Blanca Perignan, que leí todavía sin imprimir este verano, y que a lo mejor ya anda impreso.
    Grcias, gracias

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