El Retiro, al amanecer, 19 de octubre 2011 |
enfrente de mi casa; una ventana
de su piso se ve perfectamente
desde la mía, sin esfuerzo alguno;
mi
rendimiento de trabajo no
está
siendo el de siempre –concentrado
en mis
asuntos y en mis versos– vaya;
tendré que
compartir con la ventana
mis tareas
de estudios nobles, serios,
con los
que abrumo a mis alumnos cada
vez que
peroro con pedantería;
y
compartirlos con violeta parra
que
gracias a la vida en la ventana
me ha dado
tanto que vivir, chinita.
Ayer leí esta frase en la descripción que hace Collado del túmulo de Felipe II en Sevilla y no pude dejar de recordar tus versos y la curiosa conexión que se podría establecer entre lo que aquí y allí se dice, por más que se traten de "chinas" de muy distinta índole.
ResponderEliminarAquí va el texto, viene hablando de la muerte igualadora y amonesta:
...por lo cual no sé cómo no deshacemos la rueda de la presunción como el pavón, mirándonos cuán de barro somos, y cuan pequeña china derriba todo nuestro edificio.