Entre los muchos datos curiosos que he ido recopilando sobre la prisión de Quevedo (1639-1643) en el convento de San Marcos de León, existe documentación al menos sobre dos aspectos que permite evocar circunstancias con mayor precisión. En cuanto tenga tiempo los organizaré para presentar unas páginas más completas, ya que creo que nunca se han manejado y, desde luego, no se han manejado correctamente. Así, por ejemplo, las explicaciones –incluyendo la mía, en una biografía de Quevedo del año 1998- sobre la actuación del arzobispo de Granada, al que se comunica que se va a detener al escritor y las razones de tal deferencia, porque era pariente lejano del escritor. No es tal. Formaba parte de todas las juntas que el Conde-Duque había organizado: aparece en toda la documentación de la época, desde la que recoge los avances en la construcción del Retiro hasta las que resuelven consultas de competencia. Va un ejemplo.
Quizá más importante sea el otro documento, que nos devuelve a un Quevedo, en 1642, en un convento empobrecido de religiosos mal vestidos y hambrientos –claro que hay exageración en el documento que reproduzco- en el que amenazan ruina la torre del campanario, los dormitorios y otras zonas. No sabemos –no lo sé todavía– si a Quevedo se le concedió la "no clausura", como dice el Rey de los dos caballeros catalanes que van a acompañarle; sospecho que esa es la diferencia entre los dos periodos que yo deduje por otras pistas (seis meses de clausura; luego sin ella; lo expondré en otro momento más despacio). El documento, que se lee bastante bien, informado por el rey al margen, lleva otra hoja complementaria algo repetitiva –los religiosos encarecen su pobreza– que añade un tercer dato también muy curioso, con el que voy a cerrar las noticias: va firmado por Francisco de Quevedo (se lee muy bien). Solamente que este Quevedo, ¡qué coincidencia!, es un homónimo que suele traer de cabeza a historiadores y quevedistas, un homónimo que era secretario del consejo de órdenes, y que por eso pone allí su firma.
Leo la nota del margen, que es algo más difícil: llévense a este convento para que estén fuera de clausura encargando al superior el cuidado de sus personas y acciones, y para sustentarse he mandado se les acuda con ciento y cincuenta reales cada mes a cada uno y se dé lo que fuere menester para llevarlos.
Los caballeros catalanes fueron compañeros de Quevedo en San Marcos durante más de un año.
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