He leído el título de esta entrada en varios lugares de la información turística sobre Santiago de Compostela. Claro está que es encarecimiento porque no existe esa medida, pero sí maravillosas plazas en todo el mundo; a esa serie pertenece la del Obradoiro en Santiago, cerrada entre varios monumentos históricos de carácter. De manera que, como en esta entrada, que sea llegar, mirar y admirar, sin demasiadas explicaciones, que el viajero encuentra en Santiago por todas partes. Son las fotos, que van con su advertencia, una al parecer para un hecho inevitable: la fachada de la catedral se está cuidando y aderezando, cubierta por lonas y pinturas; la otra, un error municipal, que a mí me parece prescindible: en aquella plaza de piedra y tiempo, limpia de cualquier otra posibilidad que no sea ver el rectorado, la catedral, el hostal de ls Reyes Católicos, etc. luce, visible, poderoso, monumental, único.... un furgón de la policia, que allí hizo su aparcamiento y se mantuvo toda la mañana para desesperación de fotógrafos y de amantes de lo genuino. He conseguido que no salga en los escorzos de las fotos.
La plaza va pues sin catedral, una de sus fachadas; para compensar tanta piedra tallada por la lluvia y el tiempo, cierro la entrada con el frescor amarillos de los liquidámbares que rodean el campus universitario del norte.
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