de tanto
amanecer la luz no llega
a sostener azul
la madrugada
el pensamiento amaga
sin saber
hacia donde quebrarán
las ramas
y sin embargo al lado son que vibra
tramo que duele oscuridad que abrasa
espinas del silencio
que quedaron
desnudas al azar se
desenlazan
y te vas solo cada
vez que olvidas
has empezado a
ser lo que se calla
no ser se mueve
a tientas en la noche
a veces roca
quieta a veces agua
una vïola que canción no sabe
construye con
silencios su morada
Pablo, muy bueno el poema, y esa puesta de sol tocada por el agua.
ResponderEliminarGracias, Estrella, es el Retiro, desde luego, un día de estos fríos de marzo.
EliminarBellísimo poema, Pablo... Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Sofía. ¿Qué tal las cosas por ahí al lado?
EliminarQuerida Sofia, qué es de ti?
ResponderEliminarEl Retiro...Pablo, que harías sin el Retiro tan cerca?
Ahora os leo. Siempre por esta misma orilla del Manzanares... Besos.
ResponderEliminar¿Otra vez en el Manzanares? Ya contarás cómo.
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