Cuestiones domésticas

I
En el armario cupo sin problema

toda la ropa, sorprendentemente:

y las camisas nunca se arrugaban,

los zapatos podían colocarse

alinëados y no amontonados,

dejando libre incluso varias baldas

para jerséis, pijamas, camisetas....

cosa imposible en otras circunstancias;

no contaré lo de ocupar el baño

en horas punta, ni hablaré de extrañas

pócimas y artilugios que sin orden

invadían la ducha y los lavabos.

Cada cosa ocupó sin más su sitio
y así se hizo la paz y la armonía.

II 

Ya sé que cada cierto tiempo tengo
que renovar los calcetines, todos:

unos por rotos; otros por muy viejos;

los preferidos, por desparejados;

si fueran calcetines solamente...

por el mismo tenor van los zapatos,

las camisas, pijamas, zapatillas;

esto no hay quien lo pare, me parece.

Una sorpresa morrocotonuda

será la de saber qué calcetines

llevaré puestos cuando viaje lejos,

es decir, de imprevisto, por visita

del tiempo y sus azares, que se irán

sin reparar con qué atuendo me pillan.