un banco sobre el mar para que mires
quizá un banco también para que pienses
un horizonte lejos de cobalto
donde el fragor de la ciudad se pierde
cada vez que el rumor del agua llega
cada vez que el rumor de viento viene
se serena el tumulto de las venas
se apacigua el tumulto de las sienes
la tarde se desliza mar adentro
la noche va llegando dulcemente
más pálidos los gestos del azul
borrosos los caminos y más tenues
el marqués de Comillas impertérrito
en pedestal de piedra mira al frente
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