Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 20 de marzo de 2012

En busca del árbol en flor


La expedición de media tarde tenía como misión descubrir las dos jacarandas –o jacarandás, depende del lugar– que hay en el Retiro, por si habían florecido, ya que con el sol y la sequía parece que todo el mundo (y eso incluye no humanos) se cree que ha llegado la primavera. Los expedicionarios, de los que se da una imagen gráfica, recorrieron ostugos, sendas, plazoletas.... del parque a la caída de la tarde, algo embriagados por la luz cambiante, tanto la que venía de la travesía entre nubes, como de lo que pasaba a esa misma luz cuando descendía y se alargaba entre los árboles. Se trataba de señalarle a Julia –que tiene páginas de su blog con fiestas de jacarandas en su lugar, qué envidia– que aquí hay dos, al menos dos, así, tan al norte. Como las jacarandas no aparecían la expedición se reconvirtió sobre la marcha en busca del árbol florecido. Y es entonces cuando nos dimos cuenta de que tenemos demasiadas ganas de primavera, pero que aun falta. No fuimos a lo seguro: el campito de almendros que hay detrás del Insituto, sino a la caza del árbol en flor.



Había muy poco arco iris todavía: era evidente el oscuro de troncos y ramas desnudos; pero aun así todos los magnolios de flor ya andaban despiertos belleza de tonos rosas y grandes pétalos. Un bosquecillo de forsitias transitaba por el amarillo, como hace siempre, temprano y rápido; y por todos los lados se veían los pequeños, pero esbeltos y elegantes, frutales silvestres cuajados de blanco. En algunos rincones el blanco era el de la flor de los prunos –árbol muy común en las calles de Madrid.


La expedición estaba formada por dos ciclistas, porque no era posible recorrer prácticamente todo el parque en un par de horas si no era de ese modo:y que conste que fuimos a ver la hilera de los lilos, los castaños rosados, los árboles más exóticos.... y hasta atravesamos el robledal nuevo –cerca de la puerta de Murillo– y descendimos por el otro lado a la reserva de encinas, por si por allí hubiera florecido algún árbol escondido. Nada todavía.


Al ocultarse el sol detrás de los nimbos del horizonte, evidente fue que todavía estamos a mediados de marzo y que, aun sin humedad, el frío no iba a ayudar a las muchas parejas
que estaban esperando la complicidad de la noche.


Volveremos a buscar jacarandas dentro de un par de semanas.

4 comentarios:

  1. Es mejor que dejes pasar ese par de semanas. Antes no creo, tal vez incluso se alargue algo más.

    ResponderEliminar
  2. Profe, cuidado con esa bicicleta, o busque un caminito mas llano. Estrella

    ResponderEliminar
  3. Y ahora ha venido el frío que helará los almendros en flor..., Miguel N. Volveré cada fin de semana.
    Estrella, el profe es un consumado ciclista, aunque si quieres que te confiese la verdad, las cuestas cuestan. Mi compañero de andanzas es mucho más ligero, pero me espera cuando llega arriba.

    ResponderEliminar
  4. Estaré atenta a ver sus ("vuestros") jacarandás cuando florezcan. ¡Qué envidia el Retiro y el aire seco de Madrid!

    ResponderEliminar