He seguido leyendo a garcilaso
mientras iba en el metro a mirasierra,
¡madre mía qué versos escribió!
¿Cómo pueden servir después de tanto
tiempo, cómo nos puede conmover
el dulce lamentar y bernaldino,
si los pastores ahora ven la tele
y las primas de riesgo no existían?
Sus versos dulcemente mientras dejan
las horas engañando los quejidos
cuyos amores lejos a lo largo
la tristeza recuerdan y esparcidos.
En aquel prado allí nos reclinamos.
Todavía emociona garcilaso.
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