Y todo el calzado de deporte de Adidas. Todo va por el mismo
tenor. En el mercado nocturno de mi barrio de Qingdao –me río yo del rastro
madrileño o del londinense, hasta del gran bazar de Estambul me río–, que inunda
aledaños y no se puede saber nunca dónde empieza o dónde termina, encuentra uno
las marcas más reputadas del mundo –nótese que no he dicho las mejores. Miro
con envidia las zamarras de Boss de los caballeros, las mochilas americanas,
huelo los perfumes de Chanel... No he visto ni un solo calzoncillo que no sea
de los exquisitos. ¡Y a qué precios! Para el caso de los calzoncillos, ya que con
ellos andamos, por el equivalente a un euro te llevas cuatro, bien elegidos.
Por cierto, habrá que dar la enhorabuena a Zara y a Mango, porque
ya están en los tenderetes del mercado nocturno de mi barrio, como grandes
marcas; de Zara se anuncian de modo específico sus medias largas para mujer.
La producción no ha llegado todavía a la sección de alimentos, de
manera que no he visto –todavía– ni un queso manchego ni un jamón de jabugo,
como tampoco vinos de Burdeos, pongo por ejemplo; aunque me avisan de que ya se
dan casos en licores, embutidos y otros productos.
Sin embargo.... sí que circulan las grandes marcas de coches (Toyoya,
BMW, Audi, Volkswagen, Mercedes, etc.). He preguntado: la mayoría “se hacen” en
China, del mismo modo que se hacen en España los Ford, Renault, Nissan, etc. Y
se hacen con trabajadores chinos, material chino, talleres chinos, etc. Es la
marca la que lleva allí el modelo y se queda con la franquicia.
Invito a pensar sobre tan curioso fenómeno: la primero se tacha de
piratería, lo segundo son multinacionales ávidas de hacerse con el mercado
chino.
La verdad es que la cosa podría plantearse de dos maneras
distintas. Sea la primera la de que los chinos copian y no pagan al productor
original (Lacoste, Hermes, Cassio, Jack Wolkfskin, etc.)
Sea la segunda la que sigue o es consecuencia del siguiente
proceso: el artesano chino tiene una extraordinaria habilidad para desentrañar
cómo está hecho algo; yo los he visto desmontar un reloj, un electrodoméstico, un
zapato, un motor, un bolso...., analizar cuidadosamente todas las piezas y
volverlo a montar tal y como estaba o incluso con mejoras; y una vez
desentrañada la madeja, lo que era artesanal se puede convertir en industrial y
fabricarse en serie. ¿Eso es lo que se llama piratería? Lo será en el sistema
de producción capitalista. La fabricación artesanal que pasa a ser en serie,
lamento decirlo, no puede ser piratería. En el universo comercial humano nos
hemos inventado que quien tiene una idea que se refleja en un objeto acapara
luego su producción, lo que ha producido, por ejemplo, el horror de las
medicinas, los laboratorios y las vacunas, por ejemplificarlo en algo bien
actual. Es que si no se gana dinero no se puede investigar, replican. Mentira
sobre mentira, como si la función de acrecentar el conocimiento y desarrollar
novedades no tuviera otra motivación que la de ganar dinero. Pero, en fin,
volvamos a los calzoncillos de Kelvin Klein.
A su lado, gente humilde de la misma condición ofrece productos
textiles y cacharrería (calcetines, paños y pañuelos, ropa interior, toallas....
entre los primeros; la cacharrería en su mayor parte es la dedicada a la casa,
incluyendo productos de limpieza: escobas, pinzas, taburetes, cubiertos,
enseres....). Es evidente que ellos no son los fabricantes ni los productores:
hay centros de producción, fábricas, que deben de producir –va de ejemplo–
millones de calcetines al día y que suministran el género a los comerciantes
callejeros. Entre estos, alguno se detecta que sí que produce lo que vende, es
decir, hay algún artesano, pero son pocos (ropa de lana, vestidos de tela de
confección peculiar, algún modelo de zapatilla....), domina la producción
industrial, tanto en este campo como en el de los zapatos y de la industria que
acompaña a los productos eléctricos (telefonía, ordenadores, tv, lámparas....)
La industria del calzado debe de ser poderosísima, sobre todo la del calzado
deportivo e informal, que ofrece millones de productos a precios de risa (desde
el euro hasta los cuatro o cinco euros, lo que ya es un lujo); pero los modelos
–algunos de ellos realmente cómodos y agradables– se repiten, por lo general,
en puestos y ciudades: tienen un centro productor y una cadena de distribución.
Creo que lo mismo pasa con otros productos de los que no he hablado, por
ejemplo el de los relojes, las gafas, la bisutería y hasta la papelería. Este
viajero –fetichista con sus cosas– se ha comprado, con cara de vicio, cuatro o
cinco cuadernos de los más preciosos que nunca tuvo, y aun se comprará más
(porque los vicios hay que cultivarlos) en uno de los puestos callejeros del
mercado nocturno de Qingdao: y los había nórdicos (de Europa), italianos,
japoneses... El más caro costaba cinco euros.
Un mundo aparte es el que se adivina en la cuestión
alimentaria. La proporción mayor es la
de productos envasados de todo tipo (dulces, pescados, embutidos, productos
lácteos, bollería...), es decir, los que tienen cadena industrial detrás: en su
mayoría no explican correctamente su contenido, lo que creo que se irá
arreglando poco a poco. Ahora bien, según que lugar, aparecen en mercados
callejeros y en tiendas productos frescos. No he indagado la cuestión de la
carne, que no me interesa, aunque he visto que dominan el pollo y el cerdo:
pero el pescado fresco aparece por toneladas tanto en puestos callejeros como
en restaurantes, y se suele enseñar fresco, es decir, en palancanas o depósitos
con agua, en donde están los bueyes de mar, las tortugas, los moluscos de todo
tipo, peces variados... Jamás había visto como en Qingdao tal variedad de
marisco. Ya haré otra entrada sobre el tema. Creo, en todo caso, que el
comercio de la pesca es doble: se ofrecen los productos que proceden de la
industria pesquera, como puerto de mar, pero es evidente que hay pescadores
ofreciendo también lo que han obtenido por ellos mismos. Una forma curiosa de
vender y consumir el pescado es la de cocinarlo (¿freírlo?) y desecarlo, o bien
entero o bien en trocitos, a modo de pescado agridulce; he visto que esta forma
ha penetrado industrialmente y resulta grata al consumidor (está por ejemplo
como sección en los grandes almacenes).
En medio de este panorama abrumador, de vez en cuando asoma la
marca comercial europea o americana original, sin adulterar, lo que se reconoce
primero por el precio –diez veces mayor– y por el sistema de protección y etiquetado
con que vende sus productos, de esa manera uno se sorprende de ver cómo asoma
por todos lados Nestlé, el chocolate Rochas,
Coca Cola-Fanta, etc. o como han abierto sus tiendas para la dura
competencia Adidas, Philips, Ch. Dior, Zara, etc.
Este viajero, que tiene otros muchos vicios más o menos
confesados, no ha encontrado todavía sus chocolates preferidos (Lind), pero sí
que ha comprado tabletas de Ritcher, a precios astronómicos, aunque lo que más
me gusta es callejear en los mercados de fruta y verdura, preguntar el precio y
hablar con el gesto numeral de puño-dedos-mano, para luego elegir
cuidadosamente las diez peras redondas, amarillas, dulcísimas que no conozco en
Europa, y charlar un rato con el vendedor, a quien no suelo entender (suele ser
además un chino dialectal).
Y hay otros productos que sí que son originarios, eh. Por ejemplo,
en Qingdao se encuentra, desde hace un siglo, la más conocida marca de cervezas
chinas. Ya lo contaré: está al lado de mi casa.
Muy interesante todo lo que nos cuentas Pablo, :)
ResponderEliminarMi opinión es que la calidad de sus productos, los que venden aquí, es bastante mala. Ya, el precio es muy bajo, y muchas veces caemos dejándonos llevar por la creencia de que somos "listos". Ellos sí parece que lo son. Más que nosotros.
No sé hasta que punto los productos europeos están introduciéndose en su mercado, aparte de las grandes marcas que mencionas, pero sí tengo la sensación de que ellos sí están abriendo una gran brecha en los nuestros. Ayer comentaba esto mismo con mi yerno al darme cuenta de la cantidad, cada vez mayor, de productos chinos que ya se encuentran en los supermercados.
China nos está devorando!! Y no digo que sea bueno o malo, qué más da esto!
Antes lo fuimos por los USA.
Un largo abrazo.