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Sierra de Béjar |
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Plaza en Segovia |
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Plaza en Toledo |
Es una de las maneras cómo se puede ver la exposición de Darío de Regoyos, ahora en el Tyssen (viene de Bilbao y va a Málaga), cuyos cuadros –llama la atención– están dispersos, los más en colecciones privadas, lo que hace que la exposición resulte más interesante. Eso ocurre con el primero, el que que va encabezando esta reseña, por ejemplo. Como curioso es que coincida con la exposición de Cezanne, pues ambos artistas tuvieron trayectoria en parte semejante, como pintores en los que termina por agotarse la figuración y el paisaje y que intentan entonces subjetivar aquello, dando entrada en los cuadros a la impresión del sujeto, al impresionismo, y abriendo definitivamente las posibilidades del arte a su libertad absoluta frente a la realidad; de ese modo prefiguran los grandes cambios de la segunda década del s. XX.
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San Sebastián, deshielo |
Eso sí, la nota carpetobetónica, resulta muy acentuada en Regoyos, quien atraviesa, a la altura del 98, la España Negra y deja esa serie de motivos entre castizos, curiosos y tétricos, como son la media docena de cuadros sobre los toros –impensable hoy esa vocación torera del país Vasco, la de San Sebastián y Rentería por ejemplo.
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Bilbao |
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Paisaje de Hernani |
No se enreda en ellos, y del casticismo sale al paisaje nuevo de los impresionistas, con temblorosos ejemplos de aire y luz, como el de las Landes (vivió en Dax una temporada). Su españolismo, sin embargo, se documenta de manera más golosa en el deambular por Andalucía, Castilla, Cataluña y, sobre todo, el norte (Cantabria, Asturias, el País Vasco...) de donde son las más de sus miradas, sobre ventanas pequeñas y no solo con preferencia por los paisajes, quizá mejor por situar elementos de la civilización (un tren, un puente, un caserío, una barca, unos tejados, un carro, figuras….) formando parte de ese paisaje, que algunas veces, las menos, está solitario. Y todo ello en cuadros pequeños, ya que pintaba directamente y no podía cargar con pertrechos excesivos.
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Irún |
Así adivinamos cómo cada vez con más precisión sus ojos y su pincel fotografían lo que la luz le va diciendo, quizá lo que la luz le va inclinando a imaginar: casi nunca el paisaje se deshace totalmente, aunque sí se aleja y se interioriza: pierden el rostro las figuras humanas, diluyen su perfil casas y calles, mezclan sus colores los elementos del paisaje, aparecen impresiones imposibles de paletas de color (empleó más la paleta que el pincel)... Los últimos años los pasó en Barcelona –buscaba el calor–, probablemente, si hubiera seguido pintando, hubiera acompañado a los colegas que decidieron romper la ilusión de pintar la realidad y cruzaron la frontera hacia un mundo imaginario que no hacía falta fotografiar, que no hacía falta mirar y mirar: el nuevo paisaje artístico del arte moderno.
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Madrid, vista del Palacio Real |
Me reservaré para otra ocasión el comentario a algunos cuadros que pintó en el Valle del Pas, uno de los cuales –así lo titula– en el pueblo de Quevedo, otro en los valles de Toranzo, no por rigurosos geográficamente, sino por la peculiaridad genérica que tienen. Lo que en esta entrada va es el paseo por España –vivió también en Bélgica e hizo muchas estaciones en París, desde luego. Muestras de Burgos, Segovia, Béjar, Córdoba, Granada, varias del país vasco, Cataluña.... He dejado fuera también los ejemplos que suelen adscribirse a su etapa sobre la España Negra, que es un tema complejo al que, por cierto, dedicaré parte de mis andanzas el año que viene.
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Madrid, calle de Alcalá |
En cuanto al Madrid de Regoyos, conozco una deliciosa postal con la Puerta de Alcalá al fondo (es la que va encima) y una vista del Palacio Real desde los andurriales (la que precede). Ambas me servirán para engarzar con la exposición de fotografías del Madrid viejo en Conde-Duque (Madrid), que se acaba de abrir y todavía no he visto.
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San Feliú deTorelló |
La vertiente regionalista y nacionalista al mismo tiempo está muy cerca, si no es la misma, de la que inspira a muchos artistas y pensadores al cruzar el siglo XIX y XX, la que sedimenta la obra de Albéniz, Granados....; la que inspira la mejor y muy conocida literatura regional (Gabriel y Galán, por ejemplo) y la que enreda tortuosamente a los artistas del 98.
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Burgos |
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Salida del sol en Granada |
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Barcelona |
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Calle de Córdoba |
Muy buen reportaje el suyo. Son cuadros estupendos, sobre todo Bilbao y la Puerta de Alcalá que se ve al fondo, junto con el del Arrabal de Pinondo -que no aparece aquí en su cuaderno-.
ResponderEliminarGracias, Anónimo. No sé cuál es el del Arrabal de Pinondo; sin duda que tiene otro título, ¿no?
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