La nueva Biblioteca Eugenio Trías (en el Retiro)

Recién inaugurada, puede haber bibliotecas mucho mejores en muchos sentidos, pero mejor situada será difícil. 

La nueva biblioteca municipal ocupa el mismo lugar que la vieja casa de fieras, hace tiempo trasladada, a la entrada de la puerta de Sáinz de Baranda al parque. Diseñada para no disonar en ese emplazamiento, habrá que felicitar a quien tuvo la idea y al arquitecto, pues se agazapa y pega al terreno perfectamente, con el añadido de la que la vieja construcción mudéjar –que tenía su encanto– se ha convertido en un edificio casi transparente, lleno de luz, con lugares en donde uno parece estar rodeado de los jardines del Retiro y salas blancas de ladrillo visto. Un verdadero placer que no quisiera desvalorar.... porque se adivina demasiado pequeño para el éxito que, sin duda va a tener, está teniendo: ¿cómo se va a evitar que las salas de estudio no se abarroten, sobre todo en época de exámenes, si ya están llenas?, ¿cómo se va a evitar que la gente –es de acceso libre– no use sus servicios cuando se pasea por el Retiro?, ¿cómo se va a lograr el mantenimiento adecuado de libros, discos y películas con un servicio de préstamos –como debe de ser– rápido, abierto y efectivo?, ¿qué va a pasar con las salas de ordenadores y el Wi-fi cuando se extienda la calidad de su servicio, gratis tambien?.... Es el grave problema de la calidad y bondad de lo que se ha hecho: se necesitarían más y en más lugares, se necesitaría aun más personal para evitar que los libros se queden doblados en los anaqueles, más bibliotecarios en las salas, etc. Además, el personal que atiende en información es de una simpatía y solicitud fuera de de lo común. Habría que apoyarle con el descanso debido y con el soporte de todos.

En fin, no adelantemos de manera tan pesimista algo que, por ahora, produce la satisfacción de lo que se ha hecho bien y cumple sobradamente su misión.

Un jardín de flores de temporada encarrila hacia la entrada (¡hace falta un aparcamiento de bicicletas!), que preside una robinia –ahora en flor– y que jalonan tres altísimos pinos, inteligentemente respetados por el diseño arquitectónico. La disposición de salas y la información (también en braile) es perfecta, y el acceso a los fondos, libre. Los cubículos que se adelantan al jardín son lugares de privilegio, en donde uno puede aislarse y leer lo que quiera, rodeado de magnolios, plátanos y praderas.

Las zonas infantiles parecen encantadoras, soleadas y controladas –cerradas– aunque todo o casi todo el sistema de cierres y paredes recuerda siempre que estamos en el Retiro, uno de los mejores parques del mundo.

Los fondos, todavía algo pobres, pero suficientes: hacen falta más obras de referencia (aunque puede usarse internet y ordenador propio). En el libro de visitas se protesta, razonablemente, por la cantidad de periódicos de derechas que se amontonan, de muy a la derecha, frente a un solo País. Tampoco he visto "La Marea".