Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 9 de abril de 2013

Poesía actual


Cuatro poetas se han puesto de acuerdo para publicar este libro (Madrid: yalodijocasimiroparker, 2013) de cubierta esquemática, anónima y lúgubre –por eso doy la portada, en donde van los créditos. Es verdad que forman corriente, como señalan Gsús Bonilla  y Jose Ángel Barrueco, etiquetable como "realismo sucio, poesía de la conciencia, bukowskianos, minimalismo...." Mejor será dejar las etiquetas al lado y señalar en qué consiste realmente este tipo de expresión que termina en libro.
Sí que hay comunidad entre los cuatro poetas –El Ángel, Karmelo C. Iribarren, Roger Wolfe y David González–, aunque solo sea el de la inspiración crítica, la exposición de la parte oscura de vida y experiencias, el desdén formal y el gesto entre agresivo y despechado de hartazgo. Y en este último sentido poesía es que llega fácilmente al lector. Muchos de los versos de El Ángel, quizá el más certero en formulaciones de la perplejidad y el desencanto, pueden pasar a lemas comunes: Evidentemente es todo un gran fraude, pero las cosas son así y la noria gira para el más chico y el más grande, arranca un versículo de "Degeneración". Los versículos se escalonan con los versos muy breves, para seguir el ritmo roto que el poeta impone desde dentro y que solo se rige sobre ese fraseo, como siempre apoyado en incesantes juegos anafóricos, lo que les hace apropiados para melopea musical. En su conjunto –y ese es el mejor tema– las canciones imponen su lógica brutal contra la lógica de un sistema que se vive y se sabe injusto y, frecuentemente, sin posibilidades de escapatoria. No es que se justifique exactamente la heroína, o que se aplauda el rechazo cultura y educacional, o los hábitos sociales.... Es que todo lo que se vive y dice –negativamente– es lo que aflora en unas circunstancias impuestas, injustas, que no se aceptan. Al margen de poses y modas, en los detalles, se trata de una poesía auténtica, muy auténtica, a veces demasiado.
Los restantes poetas antologados mantienen, sobre un fondo común, divergencias de diverso signo. Karmelo C. Iribarren controla mucho más su expresion, que prefiere congelar en un solo momento  del mismo drama, a partir del cual se entiende el resto. A veces se acerca a algún tipo de formalización para que el poemilla mantenga sonoridades (el eneasílabo en "Nada, como siempre, aquí"), pero casi siempre se renuncia (¿más fácil, más auténtico?). Las viñetas se permiten el mismo juego de sorpresas sobre temas menos comprometidos ("Los paraguas, los taxis") y suelen asentarse sobre un mínimo imaginario y efectista que con frecuencia hace de epifonema, como en este caso de "Los sueños":
"Lo fueron todo / y ya los ves / ahora. // Abatidos por los días / iguales, // como pasquines en los charcos. // Vivir  / se reduce / a esquivarlos"//
Poseen menos fuerza expresiva tanto Wolfe como David González, que compensan con gestos poéticos diversos, en el caso del primero una mayor condensación si cabe, que aboca casi a libro de sentencias: La vida sigue –dicen–, / pero no siempre es verdad. / A veces la vida no sigue. / A veces solo pasan los días.// Al contrario de David González, con una tendencia a la narratividad ("Humillación", "La Maika", "Tinta"....) y a la exposición poética mucho más centrada en figuras y situaciones –es una consecuencia, claro– que en las sorpresas del lenguaje heredado.


En su conjunto son una excelente muestra de por dónde va parte de la poesía actual, curiosamente la de quienes no quieren que el universo poético se siga alejando de su modo de decir y cantar, hacia los recónditos haceres del erudito o hacia la extrañeza de las vanguardias, que algunas veces sí, pero otras no, alcanzan a ser algo de lo que les gustaría escuchar y decir a los más.

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