los álamos prefieren ser tardíos
las acacias con brotes diminutos
enfrentados recorren la avenida
trabarán en verano un arco juntos
que al caminante sombras le dará
y al viento las cuerdas del murmullo
álamos blanquecinos como púas
con un gesto invernal suben desnudos
mientras cerca un espino se entretiene
bordando los primores de un capullo
que nevado será de borbotones
cuando lleguen calor sol y luz juntos
el tiempo que pasó ya fue medido
prendido lo llevamos sin futuro
Sí que están tardíos esos álamos pero, ellos saben bien, en un par de días se convierten en frondosos árboles de buena sombra fresca para el reconfortante paseo primaveral, que tanto sosiego da si se sabe disfrutar lentamente. Aproveche las excursiones por los parques y jardines, el ginkgo de Fuente del Berro con sus hojas de corazones. El calor primaveral realiza el milagro en unos pocos días, aunque para el ánimo la estación sea ciertamente muy turbulenta; no hay que hacerle mucho caso.
ResponderEliminarGracias, anónimo; a ver si puedo ver el Ginko de las Fuente del Berro, aunque en El Retiro, si se entra por alguna de las puertas (la de Doce Octubre, la de Sáinz de Baranda, etc,) de la zona nueva, hay un bosquecillo con una decena de ginkos, algunos ya mayorcitos.
ResponderEliminarNo sé porqué confundo Alamos y Abedules. Hay dos abedules delante de casa que no dan señales de vida todavía, pero que de la noche a la mañana amanecerán cargados de capullitos y en pocos días explotará su verdor. Los miro todas la mañana cuando me levanto.
ResponderEliminarPara cuando llegue a Madrid el retiro estará hermoso.