Conclüir concluïr no se concluye
nada de nada; al parecer se alcanza
un notable nivel de escepticismo
con el que se convive más o menos
para dejar más limpio el corazón,
despejadas las nieblas de los sueños
y la sonrisa fresca, como un pájaro
al que provoca el vuelo un simple ruido
y que parece alcanzar la plenitud
atravesando el cielo sin motivo
para dejar su estela en el vacío
azul y en el misterio de su viaje,
sin que nigún destino conocido
empañe la belleza de su vuelo.
El excepticismo puede ser lo mismo una barrera que te proteje de posibles fracasos o decepciones, que puede ser el que te impida levantar el vuelo y alcanzar lo que te parecía imposible.
ResponderEliminarLas palabras no tienen límites para ti, Pablo, y por eso le das formas tan bellas a los poemas.
Bicos.