No puedo serenar el pensamiento,
no sé qué es lo que pasa cada día,
me he sentado en un banco del Retiro
y octubre con tristeza me decía:
– Las
hojas se mantienen de milagro,
si el
viento viene las verás caídas,
este otoño
no sabe lo que quiere,
será
la noche cada vez más fría.
Que
alguien sosiegue el tiempo y lo deje
como
quiera que sea todavía,
que
no se puede simular ya tanto
el
olor de la tierra humedecida.
La razón de pensar queda suspensa;
el rapsoda, cansado, se retira.
Esos colores de otoño acompañan a tu sosegada poesía y se hablan y discuten y ven pasar el tiempo.
ResponderEliminarBicos.
¡qué bonito el poema!, lástima que se acaben los calores del verano que sientan muy bien; al menos, el otoño y usted nos dejan la bellísima luz de la fotografía que abre la página, gracias. Octubre para disfrutarlo.
ResponderEliminarSí que es bonito, Pablo. Ahí veo al rapsoda, en el banco del retiro...
ResponderEliminarVenga, hombre, antes de lo que piensas la primavera será el objetivo de tu cámara y al rapsoda le subirá la sangre a las mejillas.