ha vivido
conmigo mucho tiempo
hubo veces que
abrió todas las puertas
otras hubo que
fue para secretos
tuvo amores y
tuvo desengaños
tantas veces oyó lo de te quiero
ahora sabe que
solo permanece
el juego de las
luces sobre el tejo
cuando llegan
las lluvias del otoño
el tojo y el carballo van al fuego
las llamas crecen encendidas mientras
esperamos los
dos que llegue invierno
el piano de
chopin suena en la noche
escuchamos la
música en silencio
Maravilloso lugar. Mágico. Si no fuese vivienda particular se me inventa perfecto para turismo rural. Parece muy lontano de urbes bulliciosas. Estoy del otro lado del Atlantico
ResponderEliminarAl otro lado del valle, enfrente, hay una famosa casa rural. Sí está "lontano" de urbes bulliciosas (Ferrol a unos 30, La Coruña a unos 60....). El ruido habitual es el de los cuervos –muy abundantes– y el de la lluvía recorriendo el valle. El mar se oye cuando está bravo, porque está detrás de la montaña de enfrente, a un par de kilómetros. Allí se acaba la Península Ibérica, anónimo.
EliminarDesgraciadamente, voy a vender la casa...
Todas las casas guardan en su memoria llantos y te quieros.
ResponderEliminarEs como la tierra del camino o las piedras viejas que memorizan nuestros pasos.
Si hablaran, si hablaran..., pienso yo muchas veces.
Bicos.
Es un hogar de muchos. Aquellos días tranquilos, serenos, en los que el atún y el pollo fueron lo mismo para un paladar infantil y el engaño fue muy bien acogido por otras risas infantiles. No puedo pensar en que cambie de dueño.
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