El roble de las penas allí sigue,
su viejo tronco con las nuevas ramas
recupera las hojas en verano
y aun alrededor las sombras traza,
ya no tiene como antes tuvo arriba
la copa majestuosa siempre alzada,
sobrevive escondido y allí iergue
humilde su figura desmochada;
el roble de las penas del Retiro,
no se sabe muy bien que es lo que
aguarda
quizá tan solo ser, sencillamente,
respirar a la luz de la mañana;
como va lo que vive, lentamente,
poco a poco más cerca de la nada.
Así es la vida, un descenso hacia el final con varias etapas. Unas alegre, muchas tristes.
ResponderEliminarEste poema, querido Pablo, me ha clavado el alma.
Bicos.